Conmoción causó la semana pasada el descubrimiento de un muro decorado en relieve con la figura de un sapo humanizado, de 3.800 años de antigüedad, en el sitio arqueológico de Vichama (150 kilómetros al norte de Lima, Perú).

De acuerdo al portal de la BBC, la escena fue registrada en una estructura de “ceremonias públicas” y con distintos tipos de iconografía, incluyendo la rana antropomórfica antes descrita y otras representaciones humanas.

De acuerdo al primer informe de la doctora Ruth Shadi Solís, directora de la Zona Arqueológica de Caral (ZAC), la ilustración simboliza la “llegada del agua” a través de la lluvia, ya que en las civilizaciones andinas las ranas representaban los ciclos hídricos de la agricultura.

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Agence France Presse

En ese contexto, la cara representaría a la raza humana esperando caer agua del cielo. Sin embargo, otra escultura tallada y encontrada en el mismo lugar muestra a cuatro cabezas rodeadas de serpientes, además de una semilla con rostro humano.

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Para el equipo científico, estas representaciones fueron ejecutadas durante un periodo de hambruna y escasez de alimentos, y corresponderían a una antigua comunidad de agricultores y pescadores.

Según el mismo informe, compartido en una rueda de prensa el lunes pasado, los hallazgos constatan el progreso de la civilización Caral, cuya Ciudad Sagrada es hoy el centro cívico más antiguo encontrado en América.

Hasta antes del descubrimiento, se creía que los Caral habían tenido un misterioso declive aproximadamente en el 1.800 A.C. Ahora, se cree que los murales de Vichama esconden parte de los fenómenos climatológicos que afectaron a esta civilización y gatillaron su decadencia.

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