Opositores venezolanos exigieron este miércoles en las calles un referendo revocatorio contra Nicolás Maduro, entre gases y enfrentamientos con la policía, bajo un estado de excepción declarado por el presidente para cerrarle el paso a los intentos por sacarlo del poder.

Policías y militares impidieron a un millar de manifestantes llegar hasta la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE) en Caracas, lanzaron gases lacrimógenos y detuvieron al menos a cuatro personas en la estratégica avenida Libertador, constaron periodistas de la AFP.

Pequeños grupos tiraron piedras y botellas a los agentes, aunque sin incidentes graves, y algunos trataron de burlar el cordón policial por caminos adyacentes en su intento por llegar al CNE. A media tarde, la manifestación se había dispersado.

La protesta, convocada por la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en una veintena de ciudades, es el primer pulso bajo el estado de excepción que declaró el viernes el presidente para enfrentar la severa crisis económica y cerrar el paso a los intentos por sacarlo del poder.

“¡Revocatorio, revocatorio!, ¡Fuera Maduro!”,
gritaron los manifestantes en Caracas, que llevaban carteles con consignas contra el gobierno y banderas de Venezuela.

En otras ciudades, también con fuerte despliegue de seguridad, grupos de opositores lograron marchar y también habría algunos detenidos.

Los opositores reclaman al CNE, al que acusan de aliado del gobierno, acelerar la revisión de un mínimo de 200.000 firmas -exigidas por ley- de las 1,8 millones que entregaron el 2 de mayo como requisito para activar el referendo.

“Han puesto mil trabas, no quieren revisar las firmas y ahorita con estado de excepción nos reprimen”, aseguró a la AFP Mary Olivares, una universitaria de 28 años, en la avenida Libertador.

Hace una semana, militares y policías también impidieron que los manifestantes llegaran hasta el CNE. Este miércoles, unos 14 estaciones del metro de Caracas amanecieron cerradas, para frenar la movilización.

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Temor a un estallido social

Mientras la tensión política sube, en las calles el malestar social aumenta ante la dramática escasez de alimentos básicos y medicinas, y la inflación más alta del mundo (180,9% en 2015 y proyectada por el FMI en 700% para 2016).

“La gente está cansada. La situación está malísima, esto en cualquier momento revienta”, declaró a la AFP Lilimar Carrillo, una enfermera de 39 años, que hacía cola para comprar comida en Guarenas, a 45 km de Caracas, donde el martes se registró una protesta por escasez de alimentos.

Según una encuesta de la firma Datanálisis, 70% de los venezolanos apoya un cambio de gobierno. Para revocar a Maduro, la oposición necesita una votación de más de 7,5 millones con que fue electo el gobernante en los comicios de abril de 2013.

El estado de excepción, rechazado el martes por el Parlamento, contiene medidas para enfrentar la crisis económica y autoriza “operativos especiales de seguridad”.

“No queremos que haya un desangre ni un golpe de Estado”, declaró durante la concentración el presidente del Parlamento -de mayoría opositora-, Henry Ramos Allup, al abogar por “una solución pacífica” a la crisis política.

Año crucial

El CNE finalizará el 2 de junio la auditoria de las firmas. De ser aceptadas, los firmantes tendrán que revalidar su apoyo con la huella dactilar. Luego, la MUD debería reunir cuatro millones de firmas en tres días para convocar al referendo.

La oposición quiere el referendo este año, pues si se hace después del 10 de enero próximo -cuando se cumplen cuatro años del actual mandato- y Maduro pierde, los dos restantes los completaría el vicepresidente, designado por el mandatario. Si se realiza antes, se convocará a elecciones.

“El referendo se puede hacer este año y ustedes lo saben. Evitemos un estallido”, afirmó el líder opositor Henrique Capriles, quien junto a Ramos Allup encabezó la movilización en Caracas.

El presidente aseguró el martes que la consulta no tiene “viabilidad” porque hubo un intento de “fraude en las firmas presentadas”.

Maduro sostiene que la oposición quiere justificar una invertención de Estados Unidos, para lo que busca provocar violencia, propagar la idea de que Venezuela enfrenta una “crisis humanitaria” y hace lobby en el exterior y en foros como la Organización de Estados Americanos (OEA).

“Negar la consulta al pueblo, negarle la posibilidad de decidir, te transforma en un dictadorzuelo más, como los tantos que ha tenido el continente”, manifestó este miércoles el secretario general de la OEA, Luis Almagro.

El presidente socialista asegura que, tras lo ocurrido en Brasil, Washington y sus aliados vienen por Venezuela.