Cuatro detectives de la Policía de Investigaciones (PDI) patrullaban en el sector del Barrio Industrial de la comuna de San Bernardo cuando decidieron controlar a dos vehículos, una camioneta roja y un camión tres cuartos blanco, sin saber que dos de los funcionarios morirían por este simple procedimiento.

El hecho ocurrió un día miércoles 23 de marzo de 2011 alrededor de las 12:00 horas cuando desde uno de los vehículos controlados atacaron a los funcionarios de la PDI, quienes no portaban sus armas ni usaban chalecos antibalas.

La inspectora Karim Gallardo recibió alrededor de 10 tiros por la espalda mientras que su compañero, el subcomisario Marcelo Morales, fue herido por otros 16 impactos de bala. Otros dos funcionarios alcanzaron a refugiarse al interior de la patrulla. El autor del violento ataque: Ítalo Nolli.

Ítalo Nolli era quien manejaba el vehículo de color rojo y disparó primero contra Morales, luego que éste le solicitara descender de la camioneta. Tras esto le dispara a Gallardo mientras ella trataba de refugiarse.

Nolli era acompañado por su esposa y por otro camión cargado con cobre robado, el que venderían ilegalmente en una casa de compra y venta. Ésta sería la principal motivación del ataque a las policías: se sintió descubierto y no volvería a la cárcel.

¿Quién era Ítalo Nolli?

Foto familiar de Italo Nolli en Flickr

Foto familiar de Italo Nolli en Flickr

Ítalo Jorge Nolli Olivan nació el 27 de mayo de 1942. Según explicó su hijo al programa Mentiras Verdaderas, Nolli sólo recibió malos tratos de su padre. “Nunca lo quiso y siempre lo dejó de lado [...] No fue un hijo querido, un hijo contenido, él se creó solo, no tuvo un modelo paterno el cual lo haya guiado”.

Desarrolló un gusto tal por las armas que siempre portaba, al menos, seis en su vehículo. Los peritos, al revisar su chaqueta, encontraron 12 cargadores con la carga completa. Mientras que en la camioneta se encontraron más de 400 cartuchos.

En un principio se aseguró que fue uno de los tantos soldados que luchó en Vietnam y por eso su fascinación por lo bélico. Sin embargo, esta hipótesis fue rápidamente desmentida.

La huída

Nolli ya había estado privado de libertad por una condena por estafa al querer cobrar un seguro de vida por su mujer al simular su fallecimiento mientras ella se encontraba de vacaciones.

La meticulosidad de Nolli llegó a tal punto que compró un ataúd y organizó un funeral. Para que no se abriera la urna aseguró que la muerte de su esposa se debió a una enfermedad muy contagiosa. Sin embargo, su plan no tuvo el éxito que esperaba y la empresa de seguros lo demandó.

Uno de los hijos de Nolli, Aníbal, declaró a la prensa de ese entonces que su padre fue detenido en el centro de Santiago en el año 90, oportunidad en la que aseguró que la próxima vez que lo tomaran detenido iba a matar a la gente y luego lo tendrían que matar a él porque no volvería a la cárcel.

Luego de los homicidios al ser controlado, Nolli nuevamente se encuentra con funcionarios de la Policía de Investigaciones. Esta vez pasadas las 13:00 horas donde logra traspasar las barreras levantadas por los detectives hiriendo a dos de ellos.

Un tercer encuentro tuvo lugar en el sector de la intersección de calle Cienfuegos con Agustinas. Nolli disparó sin piedad en contra de los efectivos quienes respondieron de la misma forma. Según el certificado de defunción, la muerte del furioso italiano se constató a las 13:30 horas del 23 de marzo de 2011 en la comuna de Independencia.

Sin embargo, las sorpresas para la PDI no terminaron con la muerte de Nolli dado que otros funcionarios llegaron hasta el inmueble de éste para realizar las pericias de rigor. Una vez allí encontraron una trampa preparada: una escopeta estaba conectada a la cerradura de la puerta del departamento, si alguien abría la puerta la escopeta se accionaría y comenzaría a disparar.

A cinco años del caso

Hace un par de semanas la esposa de Nolli, quien estuvo privada de libertad tras ser imputada como cómplice de su marido, explicó a Chilevisión que ese día él estaba muy alterado: “de hecho dijo que iba a morir disparando y así fue“.

“He tratado de reconstruir mi vida, la pérdida de Ítalo, nos afectó emocionalmente como económicamente”. Al recordarlo lo hace definiéndolo como “un hombre con sentimientos muy fuertes, preocupándose de otras personas”.

La madre del subcomisario Morales, Georgina Cortés, recuerda a su hijo como un “muy buen tirador. Entonces si él hubiese sabido lo que iba a pasar o hubiese andado con su arma yo creo que no le pasa”.