Uno de los remedios caseros más conocidos para evitar y combatir resfriados y otras condiciones, es el consumo de miel. Ya sea con limón, leche o a cucharadas, este producto ha sido utilizado por muchas personas como antídoto al diferentes situaciones. Sin embargo, su uso no es efectivo en todos los escenarios.
A continuación, conoce distintas patologías y condiciones que normalmente son tratadas efectivamente con consumo del miel y cuales no, según indico el portal del sitio El País. Además de en qué situaciones debería ser tu primera opción.
1. Para curar el resfriado
“La miel no tiene un efecto descongestivo en las vías respiratorias. Sí es cierto que en tos seca de carácter irritativo disminuye el reflejo de la tos, aunque el mecanismo por el cual afecta a este reflejo no es bien conocido”, contó María del Carmen Seijo, miembro del Departamento de Biología Vegetal en la facultad de Ciencias de la Universidad de Vigo en España.
Asegurando que sólo alivia la tos seca, la experta agregó que “la miel tiene cierto efecto hidratante sobre las mucosas. Esto es debido a su baja actividad de agua, a la alta concentración de azúcares y a la presencia de compuestos, principalmente de origen vegetal, que tienen actividad antibacteriana. Pero estas propiedades no desatascan las vías respiratorias en un proceso catarral”.
2. Alivio de la resaca
Después de una alocada noche de fiesta, es evidente que la “caña” se apoderará de tu cuerpo al siguiente día. Ni agua, ni frutas y, por su puesto, ni más alcohol lograrán ayudarte tanto como la miel. “Si bien no hace milagros, te ayudará a sentir mejor”, comentó la experta.
“La ingesta de alcohol en primera instancia crea una sensación de bienestar y relajación. Con posterioridad acelera la diuresis y la deshidratación. Con el objetivo de reducir los niveles de alcohol sanguíneo se libera agua y se reduce el contenido de glucosa en sangre. El alcohol es metabolizado en el hígado a acetaldehído y luego a acetato, durante este proceso se puede producir hipoglucemia, deshidratación acusada, irritación de la mucosa intestinal, dolor de cabeza, mareos, etc.”, explicó la bióloga. “La ingesta de miel favorece la recuperación de los niveles de glucosa sanguínea y la sensación de bienestar”, aconsejó.
3. Problemas para dormir
Lamentablemente, si ingieres miel para ayudarte a conciliar el sueño estás cometiendo un grave error. “El consumo de miel es recomendable al comenzar el día, por ejemplo, en el desayuno, ya que hacerlo por la noche podría causarnos un “efecto similar a tomarnos una taza de café o cualquier bebida energizante”, aclara.
4. Despertar en la mañana
Si la cafeína o teína forman parte de tu desayuno, podrían incorporar el consumo de miel. Tal como comentó la bióloga en el punto anterior, este producto despeja y mantiene activa la mente. “La miel es un producto que contiene principalmente azúcares simples de origen vegetal como la fructosa y la glucosa. Estos azúcares proporcionan energía fácilmente asimilable por las células. Se considera que la energía que proporcionan 100 gramos de miel es de 320 kcal. A modo indicativo, una cucharada de miel lleva, aproximadamente, 30 gramos”, explicó Seijo.
En tanto, la Fundación Española de Dietistas/Nutricionistas (FEDN) comenta que pese a que la miel conteniene azúcares naturales, “conviene consumirla con precaución, pues puede fomentar la obesidad”.
5. Ayuda con el colesterol
“Es falso”, destacó la experta. No hay estudios que permitan confirmar que la miel reduce el colesterol. Lo que es cierto es que la miel es el único producto de origen animal que no tiene colesterol. Sin embargo, otros muchos productos no lo tienen y por ello no mejoran los niveles de colesterol sanguíneo cuando estos son altos”, afirmó.
6. Estreñimiento
Si bien la miel se incorpora dentro de la dieta para evitar el estreñimiento, ésta no es su antídoto. “Los estudios científicos aseguran que el consumo de miel no disminuye o elimina el estreñimiento, tan solo lo previene antes de haberlo sufrido, es decir, su efecto es preventivo y no resolutivo”, comentó el sitio.
“Sus niveles de fructosa favorecen el funcionamiento de nuestros intestinos, al igual que pasa cuando consumimos fruta. Pero hay que tener en cuenta que si ya sufrimos estreñimiento, la miel poco puede hacer para reducirlo, porque sus niveles de fructosa no son tan potentes como para eliminarlo”, aclaró la FEDN.