La histórica iglesia de la comunidad negra de Carolina del Sur donde esta semana un supremacista blanco asesinó a nueve afro-estadounidenses, celebra su primer servicio luego de la masacre del domingo, una emotiva ceremonia en honor de las víctimas.

Cientos de feligreses, algunos en lágrimas, colmaban la Emanuel African American Episcopal Church para el oficio religioso, celebrado por el pastor visitante, ya que el de la congregación se cuenta entre los asesinados por Dylann Roof, un supremacista blanco de 21 años que declaró buscar una guerra racial.

“Gracias a Dios, Aleluya, que el diablo no puede controlarlos a ustedes y el diablo no puede apoderarse de vuestra iglesia”, dijo el reverendo Norvel Goff.

Se trata de la primera ceremonia que se realice en la Emanuel African Methodist Episcopal Church, la más antigua iglesia de la comunidad negra de Charleston y símbolo de la lucha por los derechos civiles, luego del baño de sangre sufrido en la noche del miércoles. La iglesia reabrió sus puertas el sábado.

La matanza, una de las peores de la historia reciente de Estados Unidos, puso de manifiesto la intolerancia racial y reanudó el debate sobre la legislación sobre la tenencia de armas de fuego.

El acusado de la masacre, Dylann Roof, de 21 años, muestra en su blog decenas de fotos suyas, armado, quemando la bandera estadounidense, enarbolando la bandera confederada y justificando su crimen por su odio contra los negros.

El FBI dijo que estaba analizando “la autenticidad” del sitio web.

El sábado, miles de personas marcharon en Columbia, la capital de Carolina del Sur, ante el parlamento local, donde la bandera confederada continúa flameando, mientras las de Estados Unidos y del estado ondean a media asta.

“Bájenla”, gritaban los manifestantes, que entonaron “We Shall Overcome”, un emblemático canto de las marchas por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos, y enarbolaron pancartas en las que exigieron el retiro del símbolo de la Confederación durante la guerra civil, una medida que sólo puede ser tomada por el parlamento local.

Más de 370.000 personas firmaron una proclama en el sitio MoveOn.org en el que denuncian a la bandera confederada como “un símbolo de la rebelión y del racismo” y llaman a construir “unos mejores Estados Unidos”.

Para el presidente Barack Obama, citado por su portavoz Eric Schultz, “la bandera confederada pertenece al museo”.

Mitt Romney, excandidato republicano a la Casa Blanca, escribió en Twitter: “bajen la bandera confederada del parlamento de Carolina del Sur. Para muchos, es un símbolo del odio racial. Retírenla ahora, en homenaje a las víctimas de #Charleston.”

“Bien dicho Mitt”, le respondió Obama en Twitter.

“Violencia demencial”

En la noche del viernes en San Francisco (California), Obama acusó al Congreso, en manos de los republicanos, de no haber aprobado una ley que restrinja el porte de armas de fuego. “No sabemos si ello hubiera evitado Charleston pero habría algunos estadounidenses más con nosotros”.

También en San Francisco, Hillary Clinton, precandidata demócrata a la Casa Blanca, pidió una “reforma de las armas”, y señaló que la matanza de Carolina del Sur evidencia que “la raza sigue marcando una línea de fractura profunda en Estados Unidos”.

“Millones de personas de color todavía sufren del racismo en su vida cotidiana”, dijo.

La masacre tuvo lugar en Charleston el miércoles, luego que Dylann Roof, de 21 años, se introdujera en una velada de lectura bíblica en la Iglesia Africana Metodista Episcopal Emanuel. Tras permanecer una hora en el lugar, el joven se levantó de improviso y abrió fuego.

Según una sobreviviente, antes de disparar Roof habría dicho: “Ustedes violaron a nuestras mujeres y tomaron el control del país. Tengo que hacer lo que tengo que hacer”.

Dylan Roof fue inculpado el viernes por los nueve homicidios y por “tenencia de arma de fuego en el marco de un crimen violento”. La justicia federal lo investiga por “terrorismo interno” y como autor de un crimen de odio.

El joven, que estaba desempleado y que abandonó el sistema escolar, vivía en una pequeña localidad rural y formaba parte de los estadounidenses del sur que siguen identificándose con la bandera confederada de trece estrellas roja, blanca y azul.

Un sitio escalofriante

La página web atribuida a Roof incluye un manifiesto de 2.500 palabras de tinte racista y con errores ortográficos titulado “El último rodesiano”, así como referencias a Charleston y a la Sudáfrica del apartheid.

“No tengo otra opción. No estoy en posición para entrar, solo, en el gueto, y luchar”, comienza diciendo el texto.

“Elegí Charleston porque es la ciudad de más historia de mi estado y que tuvo en un tiempo la proporción más alta de negros en relación a blancos en el país”.

“No tenemos skinheads, ni un verdadero KKK, nadie hace más que hablar en internet. Bueno, alguien tiene que tener la valentía de hacer realmente algo, creo que debo ser yo”.

Archivos descargables en el sitio web contienen varias fotos de Roof. En uno de ellos se lo ve en un jardín sosteniendo una bandera confederada y con un arma, portando lentes de sol al estilo aviador y curiosamente rodeado de flores.

En otros dos, aparece en un dormitorio, enarbolando una bandera confederada o apuntando a la cámara con una pistola.

Algunas fotos lo muestran usando prendas con las banderas de Rodesia, antiguo nombre del actual Zimbabue y la de Sudáfrica de la época del apartheid.