La Corte de Apelaciones de Santiago ratificó la condena contra la cadena de gimnasios Pacific Fitness por cláusulas abusivas en sus contratos. Además, confirmó que tendrá que devolver dinero a los clientes afectados por el cierre de tres sucursales.

El problema se originó en diciembre de 2011, cuando la empresa cerró tres de sus sucursales en Ñuñoa, Macul y Vitacura, pese a lo cual continuó cobrándole mensualidades a sus clientes hasta marzo de 2012.

Esto motivó que el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) iniciara una demanda colectiva, tras lo cual un tribunal condenó a la compañía a devolver el dinero extra cobrado a los clientes.

Además, le ordenó pagar una multa de UTM por cada infracción impuesta, luego de que se detectara que sus contratos incluían una serie de cláusulas abusivas.

Según indicó el Sernac, “el fallo determinó que el gimnasio deberá devolver directamente a cada uno de los afectados con el cierre de las sucursales, los montos -reajustados y con intereses- conforme al tiempo en que no se les prestó el servicio, es decir, para los usuarios de la sede de Ñuñoa, 52 días; para los consumidores de sede Macul, 22 días; y a los de sucursal Vitacura, 35 días”.

La devolución se efectuará a todos los afectados, no sólo a los que formaron parte de la demanda colectiva.

“La Corte de Apelaciones de Santiago le dio la razón al Sernac, confirmando las infracciones a la ley y la clara existencia de cláusulas abusivas en el contrato de la época, por lo que la cadena de gimnasios fue condenada a no utilizar dicho contrato y restituir el dinero que le permitió acrecentar su patrimonio pese a no haber prestado el servicio”, añadió.

Asimismo, la entidad pública especificó que algunas de las cláusulas abusivas implicaban “limitación de responsabilidad ante deficiencias o incumplimientos en la prestación de servicios”, y “autorizar el reembolso de dineros pagados en circunstancias desventajosas para los socios, como su fallecimiento o impedimento físico, éste último acreditado y autorizado por un comité del mismo gimnasio”.

“No responder ante la destrucción o pérdida de los bienes de los usuarios, aún cuando se dispone de casilleros”, “desligarse de responsabilidad ante cualquier riesgo en la salud e integridad física o psíquica de los consumidores” y “arrogarse unilateralmente la facultad de modificar las condiciones acordadas previamente”, también están dentro de las cláusulas consideradas abusivas por la justicia.