La inexistencia de un plan para la administración del remozado estadio municipal Ester Roa Rebolledo es el último ejemplo de la improvisación que caracteriza a las autoridades. El alcalde de Concepción, Alvaro Ortiz, evitó una explicación al respecto, pidiendo que lo dejen trabajar tranquilo.

La Intendencia del Bío Bío, las secretarías regionales ministeriales y las municipalidades quisieran que los penquistas se acostumbren a lo que es su forma de hacer las cosas.

Sin embargo, lejos de eso, hay indignación. Y es que se repiten situaciones como la del Memorial del 27F, cuyo mantenimiento no fue analizado entre el Serviu y el municipio penquista, deteriorándose la obra hasta la necesidad de destinar 100 millones de pesos por parte de Vivienda para la recuperación de la estructura en febrero pasado.

Hoy ocurre algo similar con el estadio Ester Roa Rebolledo. La municipalidad de Concepción sólo sabe que tendrá que hacerse cargo del mantenimiento, sin conocer el real costo de aquello ni cómo será la gestión, de modo de obtener los recursos para asumir la onerosa responsabilidad.

No obstante esa realidad, el alcalde Álvaro Ortiz asegura que está todo bajo control y cuestiona el objetivo de la consulta.

Sin embargo, y al igual como lo admitió ayer el edil Ariel Ulloa, la concejala Alejandra Smith sostuvo que se ha consultado al respecto al jefe comunal, aunque sin obtener respuesta.

Ante la insistencia sobre el tema, subrayando en la licitación para mantener el pasto del estadio municipal, y lejos de reconocer la falta de planificación, el alcalde Ortiz replicó el llamado del intendente Rodrigo Díaz hace unas semanas cuando se le consultaba por el incompleto puente Bicentenario.

El Memorial, hoy el estadio, desde hace 20 años el Mercado Central, el puente Bicentenario; así, suman y siguen los ejemplos de improvisación que ha caracterizado en el último tiempo a las autoridades chilenas.