Maniquíes vestidas con ropa de marca, botas de goma y máscaras de gas desfilaron en Indonesia en un podio montado encima de un arrozal para denunciar el papel de la industria textil en la contaminación del medio ambiente.
Las modelos llevaban carteles que decían “Diga no a la moda con productos tóxicos” mientras desfilaban en una pasarela de planchas de madera, construida sobre aguas negras, en cuya cabecera había un inmenso cartel hecho con cañas de bambú que decía “Desintox”.
El desfile, organizado por la ONG Greenpeace y modistas locales, se llevó a cabo en Rancaekek, en medio de arrozales cuya agua proviene del río Cikijing, un afluyente del Citarum, uno de los más contaminados del mundo.
Greenpeace protestaba de esa forma contra la industria textil de la región que cotidianamente arroja desperdicios tóxicos en el Citarum, transformado en un inmenso basurero acuático, alimentado también por los vecinos que tiran todo tipo de basura.
“Greenpeace exhorta a la industria a que cese de contaminar el medio ambiente con productos tóxicos peligrosos”, dijo uno de sus portavoces, Ahmad Ashov Birry.
En Rancaekek, donde se montó la pasarela de protesta, más de 1.200 hectáreas de arrozales han sido contaminadas, denunció Greenpeace.
Según un informe de la ONG de lucha contra la contaminación Backsmith Institute, publicado en noviembre pasado, más de 500.000 personas de forma directa y cinco millones de forma indirecta están expuestas a varios productos químicos (plomo, cromo, pesticidas, etc.) arrojados al río Citarum.