La preocupación crece en el Mercosur por la crisis política y económica que atraviesa Brasil: la brusca caída del real y una gran incertidumbre sobre la demanda brasileña encienden la alarma entre sus socios comerciales.

El escándalo de corrupción en Petrobras y una crisis, que del campo político pasó al terreno económico, hacen que las miradas se concentren en la mayor economía regional.

En Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela, el efecto de un Brasil, al que el mercado espera en recesión este año, se calcula noche y día en caída de exportaciones, de inversiones y potenciales recortes de empleos, señalaron analistas y empresarios a la AFP.

El economista Mauricio Claverí, de Abeceb.com en Argentina, espera “una caída generalizada del comercio bilateral”, con impacto “importante, muy fuerte” sobre las exportaciones.

“Ahora el escenario se complica doblemente, por haber más recesión en Brasil y menos demanda de volúmenes, y segundo por el tipo de cambio bilateral que se atrasa (real que se deprecia y peso argentino que se mantiene estable) y le quita competitividad a productos argentinos”, resumió.

Abeceb.com pronostica una caída de 2% de importaciones y un derrumbe de 10% de las exportaciones argentinas a Brasil en 2015. En 2014 el intercambio bilateral -el más importante entre los socios del Mercosur- fue de 28.400 millones de dólares, prácticamente en equilibrio, algo que podría cambiar a un déficit de 1.200 millones de dólares para Argentina este año.

Si en el otro socio mayor del Mercosur la preocupación es grande, en economías más pequeñas como la de Uruguay y Paraguay, la situación es todavía más alarmante.

¿El peor momento del Mercosur comercial?

El ministro de Economía uruguayo, Danilo Astori, opinó la semana pasada que el Mercosur atraviesa “el peor momento desde que se ha creado”.

“Estamos siguiendo con mucha atención lo que ocurre en Brasil”, añadió Astori. “No hemos escapado a la desaceleración en materia de producción y exportaciones”.

El mercado prevé que la economía brasileña se contraiga 0,58% este año.

Al impacto de una menor demanda brasileña, podría sumarse el efecto de la depreciación del real sobre la competitividad de los productos de otros socios del Mercosur. La caída del real roza 18% en lo que va del año contra poco menos de 6% en el caso del peso uruguayo y un tipo de cambio oficial estancado en el eje de los 8,8 pesos por dólar en Argentina.

El economista Alfonso Capurro, de la consultora CPA Ferrere en Montevideo, explicó que de la crisis brasileña espera un “efecto competitividad” y un “efecto actividad económica”.

En el caso de Uruguay el “efecto competitividad” se traduce en un encarecimiento de los productos que el país exporta a Brasil, principalmente bienes de alto valor agregado.

Además, “estamos viendo pequeñas señales de que están cayendo las exportaciones a Brasil”, señaló Capurro que cifró en 10% la baja en volumen desde mediados de 2013 hasta diciembre de 2014, antes incluso de que el real se derrumbara. “Probablemente dado el equilibrio que tienen las monedas hoy y si no hay correcciones nuevamente, vamos a ver caídas adicionales, y esa es la preocupación que tenemos hoy”.

En el caso de Paraguay, a la complejidad de un Brasil en declive se suman medidas que afectan el comercio minorista transfronterizo. El golpe, según el ex ministro de Hacienda César Barreto, podría sentirse sobre un 30% del comercio paraguayo.

Brasil redujo el cupo de compras de ciudadanos brasileños sin impuestos en Paraguay a la mitad, lo cual afecta particularmente a los comerciantes de frontera.

“El principal inconveniente es que la economía brasileña está pasando por una situación difícil; solo que (en Brasil) no dimensionan el daño que causarán con medidas restrictivas como las impulsadas actualmente”, resumió Barreto.

Según asociaciones de comerciantes consultadas por la AFP las ventas vienen en caída libre.

Venezuela, sumida una profunda crisis institucional y económica, tiene otras preocupaciones.

El país es un importador neto del Mercosur, con el que tiene un déficit comercial de unos 4.500 millones de dólares, remarcó Eduardo Porcarelli, profesor de la Universidad Central de Venezuela. Por ello la preocupación principal radica en el potencial de inversiones brasileñas que podrían quedar por el camino. “Si había expectativas de que invirtiera, esas opciones quizás se verían reducidas”, esbozó el especialista.

Según cifras oficiales brasileñas, el intercambio con sus socios del bloque regional en enero y febrero de este año totalizó unos 5.000 millones de dólares, frente a más de 6.000 millones en igual lapso de 2014.