La probable masacre de los 43 estudiantes desaparecidos es una “gran vergüenza” para México que recuerda los horrores de los campos de concentración alemanes, afirmó este domingo en Miami la escritora mexicana Elena Poniatowska.
“Que 43 jóvenes sean asesinados en esa forma, no solo asesinados, fueron quemados en un basurero, como basura, como si fueran mierda, es una gran vergüenza, personalmente para mí y también para el país”, dijo Poniatowska en un encuentro con periodistas, en el que se explayó con emoción sobre el “terrible” tema.
“Cómo el país va a enfrentar al mundo después de eso, porque nos recuerda a los campos de concentración, nos recuerda la Segunda Guerra Mundial, la eliminación de seres humanos”, dijo la escritora y periodista de 82 años, que este domingo inaugura la feria del libro de Miami, considerada el evento literario más importante de Estados Unidos.
México ha vivido conmocionado desde la desaparición a fines de septiembre de 43 estudiantes en Iguala (Guerrero, sur del país), que se teme pudieron haber sido asesinados e incinerados, lo que ha desatado violentas protestas y la peor crisis del gobierno de Enrique Peña Nieto desde que asumió el poder a fines de 2012.
Retroceso espantoso
“Lo que ha sucedido en mi país, además de tragedia, es un retroceso espantoso”, dijo Poniatowska, la activista de izquierdas que fue galardonada en 2013 con el premio Cervantes, considerado el Nobel de las letras hispanas.
Poniatowska, quien se popularizó con su libro “La noche de Tlatelolco” sobre la masacre de al menos 44 estudiantes por militares en México en 1968, dijo que pensó que eso no podía volver a suceder.
“Yo estaba persuadida de que no habría otra masacre. Claro, que hay un país (en el que) es muy fácil, porque la muerte siempre anda muy cerca por la cantidad de armas”, opinó al enumerar la “alta” corrupción gubernamental y “el abismo” entre las clases ricas y pobres como otros flagelos que impiden avanzar a México.
Afirmó que “como madre, como ser humano, como mujer” está en contra del vandalismo durante las protestas, pero no deja de ver cierta justificación porque “en cierto momento la desesperación de la gente es enorme y la rabia es comprensible”.
En un futuro “quisiera” escribir sobre el tema, pese a que en México suelen convertirla “en la viuda de todas las desgracias”, contó la escritora, para quien en su país la “realidad es como de Shakespeare” y la tragedia está a la orden del día.
Evocaciones, anécdotas y recuerdos
Poniatowska, nacida en París en 1932 descendiente del último rey polaco, dijo que desde que llegó a México a los diez años se interesó por los desposeídos, personajes recurrentes en su obra, porque contaban cosas más interesantes que los de su clase social.
“Lo que más me impresionó (al emigrar a México) es ver a la gente descalza en la calle. Caminaban así para que no los vieras, para no estorbar. (…) Se sentían que no eran nada ni nadie y eso me llamó muchísimo la atención y supongo que me ha de haber dolido”, dijo la autora, que mereció el premio Rómulo Gallegos en 2007 por “El tren pasa primero” y el Alfaguara de novela en 2001 por “La piel del cielo”.
En sus amenas palabras, en las que intercala evocaciones, anécdotas y recuerdos de su larga y rica vida, no ahorra elogios para los escritores más destacados, muchos de los cuales conoció personalmente, como los premios Nobel Octavio Paz, de México, José Saramago, de Portugal, o Gabriel García Márquez, de Colombia.
De este último, fallecido en abril pasado, dijo que era una persona “sencilla” y “simpática”, a la que nunca vio presumir.
Poniatowska es la invitada de honor del programa iberoamericano de la feria del libro en Miami, que presenta por una semana en esta ciudad del sureste estadounidense una nutrida agenda cultural que incluye a casi medio millar de autores anglosajones e hispanos y que espera convocar a cientos de miles de visitantes como todos los años.