Un país emergente no es un país que se desindustrializa. Algo tan obvio no lo entienden los ministros de Hacienda chilenos.

En 2013, el sector metalúrgico y metalmecánico perdió 11.500 puestos de trabajo. Cerraron industrias de fabricación de tubos de acero de cobre, electrodomésticos Mabe, Somela, una línea completa de la CAP y Gerdau ya no fabrica más clavos. A nadie le importa. Todos los gobiernos anuncian agendas procrecimiento y proindustria y todos son un fracaso.

Nos hemos convertido en unos fenicios en un crecimiento basado en el consumo. Así no habrá desarrollo posible.

A los ministros de hacienda la desindustrialización no les importa. Todos se parecen. Para mala suerte nuestra.