“El León de los otros”, de Juan Chambeaux Saavedra, es una novela que muestra a un personaje a través de la percepción que han tenido diversas personas que se han relacionado con él. “Si existieran los protagonistas tácitos, sería el protagonista. Sin embargo en todo el libro no abre la boca ni se desplaza por el mundo. Se mueve, habla y actúa en la memoria y la imaginación de los otros” expresa el autor de este libro publicado por Ril Editores y que ya se encuentra en librerías.

Conocemos a León a través de una amante, la hermana, un par de amigos, armándose de esa manera un caleidoscopio a través del cual no tenemos la visión única de quien fue León, sino pedazos dispersos que dan cuenta de la imposibilidad de conocer la totalidad de la realidad de otro. Nunca van a calzar las piezas, y tal vez ni falta que hace.

Con un formato moderno y dinámico, muestra todas las facetas de un hombre vital, fuerte, encantador y profundamente humano. A través de un discurso fluido, seguro, eufónico y coloquial el autor nos muestra un país local, preciso, con pedazos reconocibles de Santiago y el Puerto que, por lo local y específico llega a ser universal, una suerte de Macondo muy nuestro.

Su autor,Juan Chambeaux Saavedra, de profesión arquitecto, antes de esta novela, publicó cuentos (Quintaesencia), ensayos (El virus de altura), poemas (No me alcanzan los ojos para ver) y otra novela (El circo, el loco y lo demás). Llama la atención su capacidad para sugerir aspectos nuevos de las situaciones más cotidianas, lo certero de su lenguaje, la capacidad de sutileza y profundidad simultáneas.

El “León de los otros”, dividida en 10 partes en 227 páginas, se inscribe definitivamente en la mejor tradición de la narrativa nacional, junto con Blest Gana, Benjamín Subercaseaux, Manuel Rojas y Baldomero Lillo.

Chambeaux Saavedra, describe con maestría el mundo del narcotráfico, la resistencia contra la dictadura, el exilio, el hampa sin caer en la tentación de la sordidez, sino desde una perspectiva profundamente respetuosa de la condición humana. Conduce con seguridad y al mismo tiempo en forma liviana por ambientes y universos cargados como el que recuerda al enterrador de Dardignac 81 o los enfrentamientos y “vendettas” de los narcos. Conservando siempre la atmósfera de un Santiago que pocos conocen; siempre cautelando la autenticidad de los paisajes urbanos o el tratamiento de los personajes.

Al término de la lectura queda una visión esperanzadora de un nuevo mundo que vendrá, y convierte al autor en un fenómeno muy interesante en el panorama literario nacional. Obra que pudo llamarse “Un León para todos”, por la visión altruista que tienen algunos personajes acerca de León.