El ritmo de trabajo actual ha provocado que cada vez más, los padres pasen poco tiempo en casa. Esto se convierte en un problema cuando no existe una persona que pueda cuidar a los hijos.

Ante estas circunstancias, algunos se ven en la obligación de dejar a los niños solos, o al cuidado de sus otros hermanos. Pero, ¿cómo saber cuál es la edad adecuada para entregarles este tipo de autonomía?

En opinión de la psicóloga de la Universidad del Desarrollo, Paulina Reyes, el desarrollo de la autonomía es un proceso progresivo y se ve influido por las características de sus padres y el contexto en que vive. La edad para que un niño se quede solo en casa dependerá del tiempo que deberá permanecer sin el cuidado de un adulto, las actividades que debe realizar en ese período y la educación entregada por quienes lo criaron.

“Si queremos que un niño esté solo toda la tarde o la mañana, cumpliendo algunas funciones básicas en el hogar, como por ejemplo, que se caliente un plato de comida, pudiéramos pensar que desde los 12 años estaría habilitado, con un contexto en donde se le han enseñado estas tareas”, plantea la profesional.

En este sentido, el Instituto de Información de Bienestar del Niño en Estados Unidos, precisa que en la actualidad no existe consenso sobre la edad en que un menor está preparado para quedarse solo en casa, porque todos se desarrollan a distintas edades y tienen diferentes formas de responder a los problemas.

El organismo recomienda que antes darle tal nivel de autonomía al menor es conveniente evaluar su madurez y principalmente tener certeza de que en el pasado ha demostrado un comportamiento responsable.

¿Qué rasgos demuestran que el niño es un buen candidato para quedarse solo?

“Debe demostrar autonomía, niveles básicos de autocontrol y que es capaz de obedecer las instrucciones de sus padres. Un niño muy impulsivo probablemente no es bueno que se quede solo, ya que este contexto o el aburrimiento pueden incentivar que muestre comportamientos inadecuados”, explica Reyes.

Agrega que por el contrario, el niño que es tranquilo y ya desempeña algunas labores domésticas por si solo (es capaz de ir a comprar, hacer su cama, prepararse un pan) podría tolerar bien pasar tiempo sin el cuidado de un adulto. Es importante que estos últimos tengan en cuenta que los niños son curiosos y que al estar solos o aburridos, tienden a imaginar ideas riesgosas.

¿Es correcto que los niños queden a cargo de los hermanos pequeños?

Ante esta pregunta, la psicóloga precisa que son los padres los encargados del cuidado de los hijos, por lo que lo más recomendable siempre será que dejan a cargo de los niños a un adulto.

Pero, considerando que en algunos casos esto no es posible caben los mismos criterios mencionados anteriormente. Es decir, mientras más grandes sean es más viable que se mantengan tranquilos y muestren responsabilidad.

Reyes aclaró que se debe ser cauteloso si el menor que se dejará al cuidado de su hermano mayor aún no cumple los 4 años. En este caso el pequeño requiere de mucho apoyo adulto para realizar sus actividades. Por lo que ésta sólo sería una buena alternativa si quien asumirá la responsabilidad es un adolescente. Recién en esta etapa las personas adquieren las herramientas para relacionarse con otros velando por su bienestar.

El Instituto de Bienestar del Niño de Estados Unidos entregó las siguientes recomendaciones para los padres que dejarán solos a su pequeños:

1. Fije un periodo de prueba: Al principio deje a su hijo solo en casa por breves periodos. De esta manera podrá darse cuenta si está preparado para asumir esta responsabilidad.

2. Improvise situaciones inesperadas: Proponga circunstancias inesperadas y enséñele a actuar frente a ellas. Por ejemplo, finjan que al teléfono de la casa llama un desconocido y dígale cómo debe responder.

3. Fije reglas: No porque el niño quede solo en casa significa que puede realizar cualquier actividad. Sea clara respecto a los tiempos que puede destinar a usar el computador, videojuegos, o mirar dibujos animados. Se recomienda dejarle una lista de tareas para que permanezca ocupado mientras los padres se ausentan de casa.

4. Enséñale a actuar en caso de emergencia: En primer lugar defina la palabra emergencia y enséñale qué debe hacer en cada caso. Una idea para que tanto padres e hijos se sientan seguros es inventar una palabra “clave” que sólo ambos entiendan para comunicar, por ejemplo, si un extraño entró al hogar.

5. Llame constantemente al niño para saber cómo se encuentra: Si no es posible debido a su jornada laboral, entonces pídale a un adulto de confianza que compruebe el bienestar del menor. Así sentirá que es protegido por otras personas.

6. Hable con él cuando regrese a casa: Es muy importante conocer los sentimientos que le provocan a un pequeño estar sin el cuidado de sus padres. Para ello es fundamental que sea una comunicación fluida, donde además pueda manifestar temores o problemas que pueda haber vivido.

7. Intente que su hijo participe en actividades: Por más maduro que pueda ser un niño nunca es conveniente que permanezca solo por mucho tiempo. Averigüe sobre los programas estatales, municipales, escolares o religiosos a los que el menor podría acceder para estar acompañado de sus pares y bajo la supervisión de otra persona.

En el caso chileno, una de las alternativas es el Programa de 4 a 7 dictado por el Servicio Nacional de la Mujer, cuyo objetivo es que los pequeños permanezcan en sus escuelas mientras las madres estudian o trabajan.