El ejército sirio, apoyado por el poderoso partido chiita libanés Hezbolá, lanzó este domingo un asalto contra la ciudad de Quseir, bastión rebelde en el centro del país, un día después de que el presidente Bashar Al Asad reafirmara que no piensa abandonar el poder.

“El asalto a Quseir ha comenzado y hay encarnizados combates entre rebeldes y el ejército en la entrada de la ciudad” indicó a la AFP Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que sustenta sus informaciones en una amplia red de militantes y fuentes médicas y militares.

“Soldados y tanques intentan penetrar en la ciudad y los rebeldes tratan de repelerlos”, precisó.

Los combatientes de Hezbolá, aliado del régimen de Bashar Al Asad, “desempeñan un rol central en esta batalla” subraya Abdel Rahman.

Al menos 20 hombres, entre ellos 11 rebeldes, murieron horas antes en un intenso bombardeo aéreo y terrestre del ejército contra Quseir, había informado previamente el OSDH, afín a los rebeldes.

Desde hace varias semanas, el ejército apoyado por combatientes de Hezbolá y de milicianos pro-régimen, intentan tomar Quseir, bastión rebelde del centro del país que resiste desde hace más de un año. Varias localidades en torno a esta ciudad ya fueron retomadas por las fuerzas del régimen.

Por su parte, la opositora Coalición Nacional Siria (CNS) denunció este “bombardeo brutal y destructivo” así como los “intentos de invadir y de desaparecer la ciudad y sus habitantes del mapa a manos de las fuerzas de Hezbolá”.

Para intentar resolver este conflicto, que según el OSDH ha dejado 94.000 muertos desde su inicio en marzo de 2011, la comunidad internacional intenta organizar en junio en Ginebra una conferencia de paz que congregue a las grandes potencias, los países árabes, la oposición y el régimen de Damasco.

“Renunciar sería huir”

En una entrevista concedida a la agencia estatal de noticias argentina Télam y al diario Clarín, el presidente sirio Bashar al Asad insistió en su negativa de dejar el poder antes del fin de su mandato en 2014 y dio a entender que sería candidato en 2014 a su propia sucesión.

“Renunciar sería huir”, declaró Asad quien consideró que “quién debe irse y quién debe permanecer lo determinará el pueblo sirio en las elecciones presidenciales de 2014″.

Asad también mostró su escepticismo ante la conferencia impulsada por Rusia y Estados Unidos y acusó a Occidente y a la oposición de querer hacer fracasar cualquier iniciativa de diálogo.

El presidente sirio agregó que “no creemos que muchos países occidentales quieran efectivamente una solución en Siria. Y no creemos que muchas de las fuerzas que apoyan a los terroristas quieran una solución de la crisis”.

Sin embargo, Asad dijo haber “acogido bien el acercamiento ruso-estadounidense”, aunque no se pronunció sobre la participación de representantes de su gobierno a la conferencia.

Por su parte, la oposición que dijo que decidirá el 23 de mayo si acude o no al encuentro, denunció el ataque del ejército y del Hezbolá contra Quseir, y advirtió que el silencio de la comunidad internacional ante este ataque restaría todo sentido a la conferencia de paz propuesta por Washington y Moscú.

“Le decimos a los países que trabajan para encontrar una solución política (al conflicto) sirio, que ignorar esta invasión (…) hará que se pierda todo el sentido a cualquier conferencia y a cualquier esfuerzo de paz”, advirtió el CNS en un comunicado.

Esta conferencia debe basarse en la declaración de Ginebra firmada por las grandes potencias en junio de 2012 y que prevé el final de la violencia y un gobierno de transición, aunque no hace referencia a la suerte de Asad, principal punto de discordia entre rusos y estadounidenses.

En la entrevista concedida a la prensa argentina, Asad negó que su gobierno hubiera utilizado armas químicas contra la población civil.

“Su uso significaría la muerte de miles o decenas de miles de personas en cuestión de minutos. ¿Quién podría ocultar semejante cosa?”, se preguntó, según la agencia.

Sin embargo, Asad reconoció que “miles de sirios murieron” en el conflicto que estalló en marzo de 2011 como una revuelta pacífica contra el régimen antes de convertirse en una guerra civil.