La UDI ha enviado varias señales el último tiempo en la agenda oficial. Las críticas por la acción del Gobierno en el caso del cabo Walter Ramírez, la tensión por la presencia de Castro en la Celac y el voto cerrado de sus senadores en contra de la modificación al binominal, por citar algunos.

Con este tipo de acciones, el gremialismo ha dejado en La Moneda una sensación de segundo plano sobre quién tiene la administración de los tonos políticos del debate nacional desde la coalición gobernante.

Estamos viviendo un pulso entre la UDI y el Gobierno, con el contenido de la administración Piñera y no con RN. Observamos la reconfiguración de la naturaleza del partido, y una señal de quién manda en el oficialismo, con miras a las primarias presidenciales.

El comentario es de Nibaldo Mosciatti: