El sábado 4 de agosto la Factoría Santa Rosa, enclavada justo en medio del persa Bío Bío, barrio Franklin, abre la muestra Fresa Salvaje, con los trabajos de Beatriz Hagel, Giovanna Ruz y Patricia Valle.

Todas ellas tienen una gran trayectoria en Chile y el extranjero y su muestra se enmarca dentro de una línea curatorial de la Factoría de promover el arte femenino contemporáneo chileno.

El filósofo y crítico de arte Guillermo Carrasco Notario comenta sobre Ruz: “Hay en la obra una muy contemporánea predominancia de la materia pictórica, cifrada en sus chorreos, lavados, raspados y lijamientos de la superficie, con lo cual acentúa el misterio de un mundo que está tomado del universo interior, por eso ella afirma que el suyo no es realismo de lo que se ve, sino de lo que es”.

Giovanna Ruz trabaja la luz y la perspectiva en una obra donde lo pictórico es fundamental. Licenciada en Arte de la Universidad Católica de Temuco, trabajó por largo tiempo como restauradora de las colecciones de Carlos Cardoen, esta vez nos presenta una serie imágenes de animales y detalles de paisajes oxidados y melancólicos.

Guillermo Carrasco también tiene palabras para la obra de Hagel: “Todos los habitantes de la obra de Beatriz Hagel, hombres, mujeres o niños, aparecen despojados de solemnidad, captados por la artista en el íntimo momento del ensimismamiento, o del descuido de la posteridad, en una acentuada condición de realidad”.

Beatriz Hagel, cuya formación de muralista y de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, donde también estudió artes plásticas, se plasma en sus figuras vitales, coloridas y vigorosas. Las mujeres que habitan su imaginario son tiernamente robustas y sensuales, al igual que sus coloridos paisajes.

Patricia Valle por su parte, Licenciada en Arte en la Universidad de Chile y posteriormente con estudios en la Universidad Paris VIII, Saint Denis, Francia, país donde residió un amplio período, utiliza el dibujo y el color como fundamento de su trabajo. “En las obras de Patricia Valle suelen aparecer mujeres y otros personajes, especie de estudios de variada naturaleza, superficies en las que se entremezclan, muchas veces sin interactuar, flores y seres humanos, en un aislamiento significativo, o en una superposición de planos que tampoco es interacción”, Comenta Guillermo Carrasco.