Centenares de ex militares entraron este jueves a la fuerza en el complejo donde está la sede del Congreso para exigir que se les satisfagan reivindicaciones sociales y económicas como desmovilizados de la institución castrense.

Entre gritos y disparos de morteros artesanales, los ex soldados derribaron los portones de hierro del complejo, en momentos en que sesionaban los diputados, y llegaron hasta los senderos que rodean el edificio, sin que se produjeran incidentes de mayor gravedad.

Una delegación de los ex soldados ingresó al edificio del Parlamento para reclamar a los diputados por la tardanza en formalizar unos acuerdos que fueron firmados el 17 de marzo pasado, tras varias semanas de protestas con bloqueos de vías.

Pese al incidente, no fue alterada la sesión del Congreso que discute una reforma a la ley de municipios.

Tras la irrupción a las áreas aledañas al Congreso, sin que se produjeran enfrentamientos con los policías que dan seguridad al edificio, los manifestantes retornaron a la calle, a la espera de que finalicen las gestiones de sus dirigentes.

En marzo, el gobierno delegó en una comisión integrada por diputados y funcionarios de gobierno la atención de las peticiones de los ex militares, referidas al pago de indemnizaciones, atención médica, tierras agrícolas, casas o materiales de construcción para mejorar sus viviendas.

“Hoy venimos a que se respeten esos acuerdos (…) la comisión ha sido incompetente no ha dado respuesta”, denunció Manuel Bustos, quien estaba entre los manifestantes.

El ex teniente del Ejército, Helio Huembes, dijo a la AFP que hay cansancio porque están “sin trabajo y el gobierno no les ha cumplido”.

Los ex soldados fueron enviados a retiro en los planes de reducción del Ejército a partir de 1990, al concluir la guerra en la que enfrentaron en los años 80 a la contrarrevolución, luego de que una insurrección encabezada por el ahora gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) derrocara a la dictadura de los Somoza.