No podía tratarse de un presagio más desalentador: un enorme “barco fantasma” que ha pasado más de un año a la deriva, resultó ser la primera prueba de que los destrozos del tsunami que azotó Japón en marzo de 2011 han recorrido el mundo para llegar hasta América, más específicamente, a las costas de Canadá.

El buque, un pesquero de 65 metros de largo, fue avistado por la guardia costera canadiense cuando se encontraba a unos 193 kilómetros al oeste de las islas Queen Charlotte, en el norte de la Columbia Británica, cerca de Vancouver.

Según reporta agencia EFE, las autoridades pudieron guiarse por los números impresos en el casco del barco, confirmando que no se encuentra nadie a bordo. De hecho, el pesquero de calamares se encontraba anclado en el puerto de Hachinohe cuando fue arrastrado por la gigantesca ola del tsunami, que superó los 23 metros de alto.

Desde entonces, no se había vuelto a saber de él.

Las autoridades canadienses declararon a la nave como un peligro para la navegación, pero aún no deciden si harán algo al respecto, a excepción de que observen un derrame de petróleo, lo que no parece ser una posibilidad.

Sin embargo el solitario barco podría ser la menor de sus preocupaciones. Esto porque se calcula que es la avanzada de nada menos que 1.5 millones de toneladas de desechos arrastrados al océano por el tsunami, los que se están moviendo en dirección a América con mayor rapidez de lo esperado.

“Aquellos objetos con mayor superficie para recibir el impacto de los vientos, se están desplazando a una velocidad mucho mayor de lo que habíamos anticipado”, explicó a Reuters Nancy Wallace, la directora del programa de desechos marinos del NOAA, organismo que había fechado para 2013 la aparición de los primeros objetos.

“Esto confirma que los desechos dejados por el tsunami llegarán a la costa oeste de Norteamérica. Sin embargo, todavía no podemos prever en qué cantidad ni de qué tipo será”, añadió Nicholas Mallos, de la organización ambientalista Ocean Conservacy.

En efecto, se estima que la ola de basura contiene refrigeradores, lavadoras, televisores, techos de viviendas y redes de pesca, las cuales inevitablemente tocarán tierra dentro de los próximos meses, sembrando la duda sobre sus efectos en la población y el medio ambiente.

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