Las tragedias de mineros cobran nuevas víctimas fatales, esta vez dentro de un pirquén de nombre Zarco, en Quilachanquín, 10 kilómetros al interior de la localidad de Ramadillas, cerca de Arauco. Cuando se producía el cambio de turno, pasada la medianoche, en una de las galerías se escuchó una fuerte explosión, que afectó directamente a dos trabajadores.
Sus compañeros de labores fueron a socorrerlos, pero ya no había nada que hacer, pues murieron de manera instantánea. Uno de los cuerpos presentaba múltiples fracturas y el otro estaba ennegrecido.
Los equipos de emergencia tardaron en llegar al lugar, debido a que el pirquén está ubicado entre cerros, cruzados por numerosos caminos forestales.
El seremi de minería Luis Ulloa concurrió al sitio del suceso e informó que los tres propietarios operaban con medidas de seguridad apropiadas, un control que aprobaron durante el proceso de regularización de obras. Lo que aparentemente hubo, fue un fatal error de lectura de los niveles de gas.
Los fallecidos fueron identificados como Luis Hernán Torres Garcés, de 43 años, y José Domingo González Fernández, de 53, ambos domiciliados en Curanilahue.
José González era padre de dos hijos. Sus familiares llegaron hasta el sitio de la tragedia.
La brigada de homicidios de Concepción perició el pirquén durante la mañana, equipo liderado por la subcomisario Irma Arévalo.
Los cuerpos fueron levantados por el servicio médico legal penquista cerca del mediodía.
Cabe destacar que los dueños del mineral son Ricardo Burdiles, Héctor Pacheco y Víctor Sáez, los dos primeros domiciliados en Curanilahue y el tercero en Ramadillas, quienes evitaron cualquier contacto con la prensa.