El tifón Megi, que azotó el lunes el norte de Filipinas y continuaba activo este martes acompañado por lluvias torrenciales, dejó al menos 14 muertos y obligó la evacuación de miles de personas, anunciaron fuentes oficiales.

“Fuertes lluvias continúan cayendo. Estamos aterrados ante la idea de regresar a nuestro hogar”, dijo a la AFP Remedios Doclayan, una mujer de 55 años que se refugió con su familia en una escuela de Baguio, ciudad de montaña de la isla septentrional de Luzon, la principal de Filipinas, donde se encuentra la capital Manila.

En total más de 10.000 habitantes del norte de esta isla fueron evacuados, indicó la Cruz Roja. Además, las escuelas cerraron este martes en Manila y otras localidades de Luzon por temor a inundaciones repentinas.

Varias zonas de la provincia de Isabela (norte) seguían privadas de electricidad y las vías de comunicación estaban cortadas, después de registrarse vientos de hasta 260 km/h este lunes.

Megi, que significa “Pez gato” en coreano, es el tifón más fuerte que golpea Filipinas desde hace cuatro años y el más potente que se registró en el mundo desde que comenzó el año.

Numerosos arrozales y maizales fueron destruidos, justo antes de la cosecha. Unas 100.000 hectáreas se vieron afectadas únicamente en Isabela, una de las principales regiones agrícolas del país, lamentaron las autoridades.

En la provincia de Pangasinan (oeste), también afectada, varios de sus habitantes murieron el lunes, según Alex Rosete, portavoz de la Cruz Roja.

Al menos seis personas, de las 14 que perecieron por el tifón, murieron aplastadas por diversos objetos arrancados por el viento, precisó Defensa Civil.

El servicio meteorológico indicó que Megi, que se dirige hacia el oeste, debería recobrar fuerza y comenzar a dirigirse el miércoles hacia el sur de China.

Según la agencia China Nueva la provincia meridional de Guangdong es la más amenazada por este tifón que podría generar olas de siete metros. Filipinas es golpeada cada año por una veintena de tifones.

La tormenta tropical Ketsana y el tifón Parma, en septiembre y octubre de 2009, provocaron graves inundaciones, mataron a más de mil personas y dejaron unos 10 millones de damnificados.