Las autoridades de Río de Janeiro ampliaron el plan de seguridad con el que intentan recuperar para el Estado los espacios de los barrios más violentos de la ciudad, con un acto de gran carga simbólica: izaron la bandera de Brasil en la cima de una favela donde un helicóptero policial fue derribado hace un año, informaron fuentes oficiales.

Las fuentes señalaron a la AFP que el propio secretario de Seguridad del estado, José Beltrame, encabezó el acto en lo alto de la colina de la favela Morro dos Macacos, que el jueves fue ocupada por unos 200 efectivos comandados por el Batallón de Operaciones Especiales.

Beltrame y jerarcas policiales izaron la bandera de Brasil y del Bope en la cima del cerro, donde se erige una cruz de hierro ante la cual traficantes juzgaban y ejecutaban a rivales, “como forma simbólica de que el estado recuperó este territorio público”.

Así, se inició formalmente la fase de reconocimiento y control del área para instalar la décimo tercera Unidad de Pacificación Policial (UPP), cuarteles que buscan llevar el poder público a las favelas y desplegar una policía de servicio comunitario próxima a los habitantes.

“La Polícia Militar está hoy allí y no va a salir más”, subrayó Beltrame.

Las autoridades no tienen plazo para que se estabilice la situación en la favela, si bien la operación no presentó resistencia armada.

En octubre de 2009 esta favela, un punto fuerte del comercio de droga, fue escenario de un sangriento choque luego que traficantes entraran en disputa por territorios. La policía lanzó una acción masiva que dejó 17 muertos, entre ellos tres agentes al ser derribado por delincuentes un helicóptero policial.

En breve la policía va a invadir tres favelas próximas para instalar nuevos cuarteles.

En mayo de 2007, poco después de asumir, el gobernador de Rio, Sergio Cabral, lanzó una ofensiva masiva y sin tregua contra el crimen organizado, con fuertes operativos en favelas. Eso se acentuó últimamente pues Rio será una de las sedes del Mundial de fútbol 2014 y acogerá los Juegos Olímpicos de 2016.

La violencia urbana es un problema endémico en Rio donde unas dos millones de personas viven en casi mil favelas, muchas en áreas turísticas.