3 años han pasado desde que una avioneta cayó en el mar frente a la Isla Mocha, causando la muerte de 3 de sus 5 ocupantes. Hoy siguen pendientes varias demandas de sus habitantes, que tras la tragedia se declararon en alerta y dijeron sentirse abandonados de las autoridades.

El 14 de septiembre del 2007 ocurrió la desgracia de la aeronave Cessna 170 que se precipitó a las aguas cuando cruzaba de Tirúa a la Isla llevando a una familia que iba a pasar las fiestas patrias.

Ahogados murieron el piloto, una mujer y su nieta, mientras en la isla salían desesperados en botes para rescatarlos. El hecho provocó tal conmoción entre los 800 habitantes de la Mocha que hicieron un petitorio con al gobierno regional planteando un ultimatum por el abandono que decían sentir.

Pidieron mejorar la conectividad aérea y regular los vuelos hacia y desde el continente, lo que se hizo con la licitación del servicio. El gobierno actual reconoce que también se ha avanzado en reparaciones de la pista y mejoramiento de las condiciones de aterrizaje.

Otras demandas que surgieron producto de la indignación de los mochanos tras el accidente, han sido postergadas o lentamente abordadas. Es el caso de la anhelada electrificación, en lo cual todavía se trabaja, cuando el compromiso del Gobierno de entonces fue solucionar el problema.

Tras el fatal accidente aérea del 14 de septiembre de 2007, la comunidad de Isla Mocha realizó cabildos y tuvo que amenazar con severas movilizaciones para romper su enclaustramiento. Pidieron al gobierno sistemas de transporte dignos y al alcance de su bolsillo, por que la conectividad sigue resultando tan cara para ellos como generar electricidad. En muchos temas siguen esperando