Unos 1.700 gitanos de origen rumano y búlgaro “en situación irregular” fueron expulsados entre “el 28 de julio y fines de septiembre”, anunció el ministro francés de Inmigración, Eric Besson, acompañado por su homólogo del Interior, Brice Hortefeux.

Besson y Hortefeux se desplazaron juntos al aeropuerto Charles de Gaulle, en el norte de París, para saludar a miembros de la Policía de Fronteras (PAF).

La aparición pública de ambos ministros, encargados de aplicar la política migratoria y de seguridad del presidente francés conservador Nicolas Sarkozy, se produjo luego del enfrentamiento verbal entre el gobierno francés y la Comisión Europea sobre la expulsión de gitanos por parte de Francia.

A fines de agosto, Besson indicó que desde el primero de enero, 8.313 gitanos oriundos de Rumania y Bulgaria -países pertenecientes a la UE desde 2007- habían sido repatriados a sus países.

La polémica que desembocó en el diferendo entre París y Bruselas surgió a raíz de una directiva del ministerio del Interior, fechada el 5 de agosto pero que se conoció públicamente la semana pasada, sobre la que Besson dijo no estar al corriente.

Esa circular mencionaba explícitamente como “prioritario el desmantelamiento de campamentos ilegales de gitanos”.

“Trabajamos juntos”, afirmó el jueves Besson a la prensa, después de que una fuente gubernamental afirmase el miércoles que las relaciones entre ambos ministros son “muy malas”.

“Somos militantes de la unidad”, agregó Hortefeux, contra quien 2 ONG franceses presentarán una demanda por “discriminación racial”.