La unidad antiexplosivos de la Policía guatemalteca desactivó este lunes un coche-bomba frente a la sede del Sistema Penitenciario, en el centro de la capital, informaron autoridades.
El vehículo, que había sido robado, estaba equipado con combustible, gas propano, morteros, clavos, tornillos y otros artefactos de metal, conectados a un detonador que se activaría con un teléfono celular, declaró a la prensa el ministro del Interior, Carlos Menocal.
El automotor, estacionado frente a la sede de Presidios, en el centro histórico de la capital, fue descubierto en la madrugada por policías que hacían una ronda en el sector.
El ministro aseguró que una primera hipótesis apunta a un acto intimidatorio de las temibles pandillas o maras, que se oponen a los traslados de reos de alta peligrosidad a cárceles de máxima seguridad.
Los últimos traslados han terminado con acciones violentas, como ataques armados contra autos de patrullaje, así como el asesinato y posterior desmembramiento de una secretaria en un centro penitenciario.
Las pandillas dominan territorios con violencia y muerte, en su mayoría barrios marginales de las principales ciudades, pero también se han involucrado con el crimen organizado, en especial con el narcotráfico.
En tanto, la oposición busca aprobar una ley para declarar ilegales a esos grupos y sancionar con penas de hasta 10 años a sus integrantes, siguiendo normativas similares que rigen en Honduras y El Salvador.