El ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, finalizó el domingo por la noche una misión de mediación considerada como la última oportunidad para evitar una grave crisis política en el país, aunque no señaló de inmediato los resultados logrados.

El rey de los belgas Alberto II indicó durante la noche en un lacónico comunicado haber recibido a Reynders “que ha informado sobre su misión”. El palacio no dio más detalles. La entrevista entre los dos hombres no duró más de tres horas.

El rey encargó el sábado a Reynders una misión para “asegurarse en un plazo muy corto de que se cumplen las condiciones para la reanudación de las negociaciones” sobre los problemas institucionales del país, y en particular el de los derechos lingüísticos de los francófonos en Bruselas-Hal-Vilvorde, una circunscripción flamenca situada en la periferia de la capital.

Precisamente un desacuerdo en torno a esta última cuestión provocó el jueves la dimisión del gobierno de Yves Leterme, cuando el partido liberal flamenco Open VLD salió de la coalición de poder.

El rey Alberto II aún no ha aceptado la dimisión del gobierno, y se ha dado varios días de reflexión para intentar evitar ese extremo, a dos meses de que Bélgica asuma el relevo de España en la presidencia semestral de la Unión Europea.

Reynders se entrevistó durante todo el fin de semana con los representantes de varios partidos para tratar de establecer las condiciones de una reanudación del diálogo.