El académico de la Escuela de Psicología de la Universidad de Santiago (Usach) y profesor del Magíster en Psicología Educacional de la misma Unidad, Mario Morales, recomendó que los padres presten atención a las actitudes cotidianas de los niños para observar si está siendo objeto agresiones o bullyng por parte de alumnos en el colegio.

Niño

Imagen: Blake Campbell en SXC

El fenómeno tiene a profesores y apoderados consternados por la extrema violencia con la que están actuando los niños.

“Si un niño que tenía una rutina normal, dentro de las que hace cualquier niño, se encierra en su pieza, comienza a aislarse, deja su rutina, hay que poner atención”, advirtió Morales.

Para el especialista la mejor forma de afrontar esta situación es preguntar al niño, pero no de forma directa. Ya que si el menor no logra enfrentar la situación, no se abrirá ante interpelaciones directas. En el caso de que eso suceda, se debe llevar la problemática al colegio.

Morales planteó que para solucionar el problema del bullying, padres y profesores deben generar estrategias integradas, incluyendo especialistas como psicólogos.

De esta forma, los profesores deberían trabajar en profundidad el tema de la convivencia escolar y transformarse en mediadores de los conflictos que se dan al interior de las salas.

Mientras que los padres deberían prestar atención a las señales que entregan los niños, no mostrarse permisivos, pero sí más cercanos en términos de comunicación.

“El niño que arremete muchas veces quiere demostrar a los demás su supremacía. En una época de su periodo de desarrollo se produce que el líder es el que pega a todos los compañeros, el que arremete más, el que tiene más fuerza, el que es destacado-sobre todo- en el área deportiva, pero mucho más caracterizado por la parte de la fuerza y la energía”, explicó el docente para identificar a los agresores.

Explicó que hay 4 tipos de este tipo violencia entre niños: el físico, verbal, psicológico y social.

“El físico se da cuando los niños empiezan empujar, a agredir con el propio cuerpo (puñetazos, agresiones con objetos). El verbal refiere a insultos, sobrenombres, que muchas veces son por alguna dificultad que tiene el niño; el psicológico que lleva a la baja autoestima, temor, inseguridad. Y también hay un bullying social, que se caracteriza por el aislamiento del niño del grupo curso”, expresó el académico.

Expresó que los motivos que llevan a cierto tipo de niños a agredir a sus pares son variados.

“Hay personas que son mucho más sensibles que otros, en esa sensibilidad empiezan a molestar, sobre todo, los varones, pues hay situaciones en la que ellos se sensibilizan frente a un estímulo, plantean este estímulo y esto no es bien entendido por los demás compañeros”, comentó.

En tanto, las características de las víctimas suelen ser absolutamente opuestas a las del agresor.

El niño que es atacado suele tener algún defecto físico, rasgos relacionados a una etnia o pertenecer a otro país que los niños consideran distinto a su propia cultura, por ejemplo. También, es posible que la víctima presente bajo rendimiento escolar, y por esta razón sea motivo de burla de sus compañeros producto del reforzamiento, incluso, que pueda llegar a hacer el profesor.

“El niño que no sabe, el niño flojo, el niño tonto”, pueden ser alguno de los calificativos por parte de los docentes, que propicien las instancias de bullying, aseguró Morales.