El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, prometió este lunes más ayuda a los pueblos indígenas y defendió la legalización de sus territorios, en una simbólica visita a la reserva amazónica Raposa Serra do Sol, legalizada hace un año.
“Los indios tienen pocas tierras si tenemos en cuenta que todo Brasil era suyo hace 500 años”, dijo Lula en la recién legalizada reserva Raposa Serra do Sol, un territorio de 17.400 km2 fronterizo con Venezuela que era reclamado por grandes productores de arroz que fueron desalojados.
“Tenemos que hacer más (por los pueblos indígenas) para recuperar el atraso y los años de olvido a que fueron sometidos”, añadió el presidente este lunes, Día Nacional del Indio.
En Brasil existen 663 zonas indígenas reconocidas, que suman más de un millón de km2, equivalentes a dos veces España o 12,5% del territorio brasileño. Según datos del Consejo Misionero Indigenista (CIMI), todavía el 40% de los territorios indígenas está pendiente de regularización.
“Ustedes me han dicho algunas verdades”, afirmó Lula a un auditorio de indígenas ataviados con sus plumas y pinturas tradicionales: “Que además de territorios, se necesita ayuda para plantar, escuelas y salud de calidad, agua potable, saneamiento básico. Ustedes no tienen ni electricidad”, afirmó el presidente, que prometió un paquete de ayuda urgente.
“Hay poco que celebrar en el Día del Indio”, denunció un informe divulgado este lunes por fiscales brasileños, el cual indica que “la situación de los indígenas continúa crítica” en Brasil.
Los fiscales denunciaron la situación de los indígenas en Mato Grosso do Sul, plagado de prósperos latifundios agrícolas pero líder en la disputa por las tierras, donde los indígenas viven en situación precaria, en áreas minúsculas donde no pueden subsistir ni producir sus alimentos, con altísimos índices de violencia y suicidios, según ONGs y organismos públicos.
La Fundación Nacional del Indio calcula que hay cerca de un millón de indígenas en Brasil, cerca de 0,5% de una población de 190 millones.