Lunes 04 marzo de 2019 | 15:34

Opinión - Lo que nos dejó Viña 2019: Que se mejore

Agencia UNO

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¿Qué quedará del Festival de Viña número 60? Las frases que nos lanzó a la cara Jorge Alís. ¿Sí o no? Y la del título —parece ironía— le calza perfecto a esta versión, harto deslucida, no la más, porque la memoria es traicionera y si nos ponemos a hurgar les aseguro que nos encontramos con jornadas a esa altura.

El comediante se paró con la pachorra y seguridad que evidentemente no podía tener el 2014, su debut en la Quinta. Eran tiempos en que la sola palabra argentino levantaba un maremoto de pifias y esa vez él llegó solito, esmirriado, a instalarse en una esquina del inmenso escenario a ganarse el público como un gladiador contra una manada de leones.

Ahora no (algo ha hecho la super inmigración reciente): nada de stand-up. Un espectáculo teatral con elenco (bailarines-actores), escenografía ad-hoc, guión.

Aquello de “Que se mejore” fue una de las frases de la rutina del WhatsApp de padres y apoderados. ¿Quién no ha padecido aquel flagelo? Es tan universal, que al día siguiente, a través de redes sociales nos enteramos de que un español alegaba —con más humor que molestia— que lo habían plagiado.

Efectivamente, Juan De Gorostidi, escribió un eBook titulado El WhatsApp de padres, donde aparece aquella respuesta ante el anuncio de alguna mamá o papá de que su pequeño/a se encontraba enfermo/a: “Que se mejore”, escrita ad eternum, retumbando en tu teléfono.

Si a De Gorostidi no le importó, a nosotros menos.

Aún el fin de semana seguíamos diciendo la frase a la menor provocación, lo mismo que “Atento/a a tus comentarios” (rutina de la oficina), “No lo dije, pero lo pensé”, la mejor y punzante descripción del “chilenito” que nos largó el argentino.

No es casual que en esa primera vez, en 2014, se riera del argentino en Chile; esta vez, construyó una sarcástica radiografía del chileno de hoy, con la inmigración como tema eje.

Al final de cuentas el humor se trata de conectarse o no con el público, de ser humano a ser humano, si no es de país a país.

Es allí donde fallaron los demás, con la sola excepción de Felipe Avello —su humor es interesante y sobre todo dialoga con soltura con su audiencia— y si nos ponemos indulgentes, Dino Gordillo. Pero, aunque en torno a este último hubo acaloradas discusiones, de él y su actuación (hace solo una semana), hoy ya nadie se acuerda.

Así como olvidables resultaron Mauricio Palma (su personaje Violento Parra, quizás lo mejor) y el cubano Bonco Quiñongo, sin gracia, con mucha grosería y harto grito. (el garabato es el uso más primario y más fácil para llegar a lo masivo).

Lo de Jani Dueñas fue hasta doloroso: le faltó la empatía y la humildad que sí tuvo Mauricio Palma para zafar del Monstruo.

Queremos olvidar que eso pasó. Y ella también: tras asistir al día siguiente a los programas satélites, cerró su cuenta de twitter.

2019 fue el año del humor fallido en la Quinta.

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