El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó este martes el tratado que convierte Crimea en parte integrante de Rusia, al término de un patriótico discurso en el que afirmó que la península siempre fue considerada parte de la patria rusa.

Rápidamente, el Kremlin anunció que en virtud de la firma de este tratado, Crimea deja de ser territorio ucraniano y vuelve a ser, desde este mismo martes, parte integrante de Rusia, a la que perteneció hasta 1954.

Putin firmó el histórico tratado con el primer ministro crimeo, Serguei Axionov, y otros líderes regionales en una ceremonia en el Kremlin, a la que asistieron las dos cámaras del Parlamento ruso, los gobernadores de las regiones y el gobierno de la Federación Rusa.

Pese a la entrada en vigor inmediata de la anexión, los legisladores rusos tienen que ratificar la ley de incorporación de Crimea y la ciudad de Sebastopol, que goza de un estatuto especial y donde está amarrada la flota rusa del Mar Negro.

Respaldado por las potencias occidentales, el gobierno ucraniano anunció que nunca reconocerá la integración de Crimea en Rusia, “que no tiene nada que ver con la democracia, el derecho o el sentido común”.

El tratado de este martes culmina la cascada de anuncios hechos el lunes por las autoridades de Crimea, que en pocas horas anunciaron la independencia de Ucrania, la solicitud de unión con Rusia, la disolución de las unidades militares ucranianas en su territorio, la introducción del rublo y el paso al huso horario de Moscú el 30 de marzo.

Las autoridades locales anunciaron estas medidas amparadas por el rotundo éxito del referendo del domingo.

En él, casi el 97% de los crimeos votaron por volver a ser Rusia y dejar de estar bajo poder de Kiev, donde gobierna un ejecutivo proeuropeo desde la destitución del presidente prorruso Viktor Yanukovich el 22 de febrero.

- Crimea ‘parte inseparable de Rusia’ -

Antes de la rúbrica del tratado, Putin dio un discurso cargado de patriotismo, en el que proclamó que “en el corazón y en la conciencia de la gente, Crimea era y sigue siendo una parte inseparable de Rusia”.

El mandatario criticó la decisión tomada por el líder soviético Nikita Jruschov, que en 1954 entregó Crimea a Ucrania. Putin observó que cuando la Unión Soviética cayó en 1991 y “Crimea se encontró de pronto en otro Estado, Rusia se sintió no sólo robada, sino saqueada”.

El dirigente advirtió a Occidente que ha “cruzado la línea roja” en la crisis montada en torno a Crimea, pero aclaró que Rusia no intentará anexionarse partes del este y el sur de Ucrania, de mayoría rusohablante. “No queremos la desintegración de Ucrania. No nos hace falta”, apostilló.

- Sanciones occidentales -

Putin, que con esta crisis ha batido un récord de popularidad desde su vuelta a la presidencia en 2012, parece impasible ante las sanciones anunciadas por la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y Japón.

Las sanciones europeas y estadounidenses afectan a un número limitado de responsables rusos y ucranianos, y en principio no conciernen al presidente ruso, aunque sí a varios asesores cercanos.

La Casa Blanca apuntó contra 11 personas: siete rusas y cuatro acusadas de colusión con Rusia en Ucrania, entre las cuales el destituido presidente Viktor Yanukovich y un consejero, así como dos dirigentes separatistas de Crimea, Serguei Axionov y Volodimir Konstantinov.

Entre los rusos, cuyos eventuales haberes en Estados Unidos quedan congelados, figuran el viceprimer ministro Dimitri Rogozin, la presidenta del Consejo de la Federación (cámara alta del parlamento ruso), Valentina Matvienko, así como dos consejeros cercanos de Putin (Vladislav Surkov y Serguei Glazyev) además de dos legisladores de la Duma.

Por su parte, los ministros de Relaciones Exteriores europeos “decidieron sanciones — restricciones de visas o congelamiento de haberes — contra 21 autoridades ucranianas y rusas”, anunció el ministro lituano Linas Linkevicius.

Axionov y Konstantinov figuran en esta lista, así como militares rusos activos en Crimea. Una fuente diplomática precisó que de momento no hay ministros del gobierno ruso.

Estas sanciones son inéditas en la historia de las relaciones entre la UE y Rusia desde el derrumbe de la Unión Soviética en 1991.

Japón se sumó este martes a las sanciones occidentales, y va a “suspender las negociaciones sobre la flexibilización de la política de concesión de visados”.

Descartada la opción militar, los occidentales cuentan con el impacto del creciente aislamiento internacional ruso y se reservan la posibilidad de imponer sanciones económicas y comerciales, que podrían tener consecuencias importantes dado que Estados Unidos y la Unión Europea son dos de los tres principales aliados de Moscú.

El ministro de Relaciones Exteriores francés, Laurent Fabius, dijo que Francia podría “contemplar” suspender la venta de buques militares Mistral a Rusia si “Putin sigue haciendo lo que hace”.