Con la llegada de la pandemia y las clases online, la educación actual evidenció una serie de dificultades tanto para los alumnos y para sus padres, quienes pudieron evidenciar in situ las extensas jornadas a las cuales eran sometidos sus hijos y las pocas horas que los establecimientos dedican a generar espacios de distracción y desarrollo socioemocional.

Es importante que los colegios guíen y fortalezcan a los estudiantes, no sólo a través de los contenidos pedagógicos, sino que también promuevan sus habilidades blandas y crecimiento espiritual, para que desde niños aprendan a reconocer sus capacidades, sean empáticos, tolerantes, solidarios, creativos y autónomos. De esta manera, puedan utilizar estas habilidades a lo largo de su vida personal y laboral.

Carolina Reyes Cristi, Psicóloga, Magíster en Psicología Educacional y Directora del Colegio Monteluz, hace un llamado a los establecimientos y a las autoridades a comenzar a generar un cambio estructural, para que en vez de repetir la misma “fórmula” generación tras generación, guíen y fortalezcan a los alumnos, tanto mental como espiritualmente a través de 7 pilares fundamentales.

¿Cuáles son las habilidades necesarias en la sociedad de la información?

1) Comunicación: El lenguaje y la capacidad de comunicar, son herramientas esenciales para interactuar con los otros, para transmitir nuestras ideas, pensamientos y sentimientos de manera clara y coherente.

“En este ámbito, se incorpora también la comunicación digital, en tiempos donde la tecnología se ha convertido en una herramienta indispensable de trabajo”. Explica la Directora del Colegio Monteluz.

2) Creatividad: Carolina Reyes Cristi hace hincapié en que los profesores no sólo enseñen a memorizar y repetir los contenidos, sino también impulsen a sus alumnos a crear y tener ideas originales.

“Esto potencia el sentido de autoeficacia, el empoderamiento personal y colectivo, aumentando la motivación hacia el aprender y crecer” y agrega, “este eje ayudará también en el desarrollo laboral de las personas, por ejemplo a buscar soluciones innovadoras a los problemas e inventar nuevos modelos de negocios”.

3) Compasión: Esta habilidad es central para prevenir problemas de bullying, de acoso escolar y de discriminación tan presentes en los colegios de hoy, ya que vivimos en una sociedad donde prevalecen el individualismo y la competitividad.

La especialista apunta a que la compasión permite poner en práctica la empatía, reconocer cómo se sienten los otros y cómo nos sentiríamos nosotros en esas mismas circunstancias.

4) Colaboración: Este valor fortalece y potencia el trabajo en equipo.

“En la colectividad se aprovechan las diferencias de experiencias, conocimientos y habilidades que favorecen el logro de una meta, ofreciendo la oportunidad de aprender de y con los otros”. Expresa la Directora del Colegio Monteluz.

5) Crítica: Implica poner en cuestión las formas habituales de pensar y nos permite poder analizar las ideas e información, desde la razón y la evidencia.

“Cuestionar lo dado conlleva a una mayor capacidad de reflexión y profundización facilitando los procesos creativos, permitiendo hacer de una manera diferente y mejor, aquello que ya está establecido”. Señala la psicóloga.

6) Conciencia: Carolina Reyes Cristi enfatiza que conocer cómo pensamos, sentimos y actuamos nos otorga la capacidad para autogestionar y autorregular nuestro propio aprendizaje y crecimiento personal.

“Al saber identificar qué nos ocurre a nivel emocional, podremos generar y buscar caminos para resolver de mejor forma nuestros dilemas emocionales o las dificultades que se nos presentan a lo largo de nuestra vida”.

7) Calma: En una sociedad tan rápida y demandante como en la que vivimos, se hace imprescindible aprender a desarrollar la tranquilidad y la paciencia.

“Al permitirnos postergar las exigencias propias de la cultura de la inmediatez y vivir las etapas a nuestros tiempo personales, estaremos resguardando nuestra salud mental y espiritual”. Reflexiona la especialista.

Para Carolina Reyes Cristi, estas 7 habilidades son parte del aprendizaje de carácter integral necesario para el siglo XXI. Por una parte, para impulsar y mejorar la sociedad con grandes avances científicos y tecnológicos, y por otra, para equilibrar el potencial humano en relación a su bienestar personal y emocional.