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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

El veterinario Felipe Brieba descubrió su pasión por la medicina veterinaria tras estudiar agronomía. A pesar de las limitaciones en la profesión, fundó la Fundación Tregua para ayudar con perros de terapia. En entrevista con BBCL destacó la importancia de la tenencia responsable de mascotas y el trabajo con perros de asistencia. Explicó el proceso de crianza de perros terapéuticos y su impacto en la salud mental de las personas. Realiza intervenciones en hospitales de Chile y señaló la capacidad de los perros para brindar amor.

Cuando uno es joven, muchas veces no tenemos claridad que es lo que queremos para nuestro futuro. Así le ocurrió a Felipe Brieba, que buscó en la agronomía satisfacer ese deseo de estar en contacto con la naturaleza.

Aunque pronto se percató que la carrera era parecida a la ingeniería, lo que fue socavando su interés. Sin embargo, al mismo tiempo que estaba estudiando, surgió una repentina atracción con una carrera que sonaba bien a sus oídos: veterinaria.

Intrigado por los comentarios de unos amigos, se decidió a estudiar medicina veterinaria, debido a las salidas a terreno que contempla la formación académica, por ende, encontró que era una carrera “hermosa, preciosa, pero muy ingrata”, sostiene en conversación con BioBioChile. “Exploré todas las posibilidades que uno tiene estudiando veterinaria, como dedicarte a los caballos, a la lechería, a la típica clínica veterinaria o a los animales de zoológico”, enumera Felipe.

Es que a lo largo de los años diversos programas televisivos, han mostrado una imagen idílica de estos profesionales en programas de Animal Planet, Discovery Channel y National Geographic. En otras circunstancias —menos glamorosas— los veterinarios muchas veces deben ejercer su profesión, sin los insumos suficientes para sanar a los animales.

De igual forma, pese a la realidad nacional, Brieba creó la Fundación Tregua, una organización especializada en realizar intervenciones con perros de terapia.

A través del vínculo humano-animal, el veterinario logró reinventar y dar un “giro” a su profesión para aliviar las necesidades psicológicas de los pacientes. “Es una iniciativa particular movida simplemente por un profundo compromiso social, porque en realidad esto es como una iniciativa mía y de mi familia”, explica Brieba a BBCL.

“De repente descubrí esto de los perros de asistencia, que son los perros que se entrenan para personas con discapacidad. Entonces, ahí yo me metí un curso que se hizo acá en Chile y ahí empecé a descubrir el tema del comportamiento de los perros”, complementa.

Desde entonces, Felipe se especializó en etología clínica, la ciencia que estudia el comportamiento de los perros. Ya en el 2013, empezó a involucrar a los perros en las sesiones de terapia a través de la Fundación Tregua.

Cedida

Aunque para el médico veterinario, la sociedad chilena se encuentra todavía con una deuda pendiente sobre la tenencia responsable de los animales de compañía. “Al salir a la calle te encuentras no solamente con perros que están sueltos y sin cuidado, sino que también las personas no tienen mucho cuidado cuando salen con sus propios perros”.

También se puede percibir que “no hay mucha conciencia” con el trabajo de los perros de asistencia (de personas ciegas o en silla de ruedas), puntualiza Brieba a BioBioChile.

“Al final, invaden el espacio de los perros, de las personas que requieren asistencia y eso puede producir accidentes”, cuestiona el profesional. “Demora años para que una persona salga con su perro, recién entregado y no le dura ni una semana porque puede sufrir ataques de perro o el perro puede sufrir situaciones traumatizantes, como malas aproximaciones por parte de las personas y al final, ese perro se empieza a inhibir y termina no facilitándole la vida a esta persona con discapacidad”, indica Felipe Brieba.

Los dogtores en acción

Eso sí, el proceso de crianza de estos perros de terapia, es bastante arduo. Ya que los padres del candidato deben demostrar un comportamiento equilibrado. “Si aparece cualquier esbozo de agresividad, dejan de ser candidatos”, recalca Brieba a BBCL.

“Hay ciertos manejos que hacemos cuando criamos, que a las hembras, cuando están preñadas, ya están escuchando ciertos sonidos, como la música de Mozart”, explica Brieba a la presente redacción. Incluso, la camada que está pronta a nacer ya puede percibir las vibraciones del entorno, describe el experto en etología.

“Los perros vienen a traer estas pequeñas dosis de naturaleza a las personas”, afirma el médico veterinario.

Luego, cuando el perro está apto, puede participar en actividades guiadas con un objetivo específico, ya sea de rehabilitación de una persona o de mejorar el estado de ánimo de una persona con algún diagnóstico de psicológico o psiquiátrico, explica el veterinario.

Equipo canino de Fundación Tregua

Mediante la ayuda de un técnico en intervención asistida, se puede leer el lenguaje corporal del perro, enfatiza Brieba.

“Entonces, cuando vemos que el perro está un poco saturado de la situación, cambiamos la dinámica de la actividad para darle un poco de espacio, para que esté más tranquilo o pausamos la sesión y la retomamos un par de minutos después para que el perro, se refresque, tome agua, etcétera”, indica.

Asimismo, a nivel hospitalario, actualmente Fundación Tregua, se encuentra realizando intervenciones en el Hospital Calvo Mackenna, el Hospital Exequiel González Cortés, la Red UC Christus, el Hospital Félix Bulnes, el Hospital Roberto del Río y el Hospital Padre Hurtado, entre otros.

Finalmente, en sus años ejerciendo como instructor de perros, Felipe también ha visto la capacidad que tiene un perro de dar amor. “Hay un perro golden que está viviendo en la playa en Pichilemu con una chica que trabajó con nosotros. Y este perro, el Pepe, tenía una característica superespecial, al principio cuando era cachorro, en su primer año de vida, era muy asustadizo, era muy sensible. Nosotros estuvimos a punto de descartarlo para darlo en adopción, pero como era regalón causaba buena afinidad con las personas que estaban decaídas. Una vez fuimos a una residencia de Fundación Las Rosas y había una señora que estaba con una crisis, llorando en el patio. Y Pepe, de repente, se acercó y puso su mentón sobre su rodilla”, recuerda el veterinario.

Consejos prácticos

Para Felipe Brieba, lo importante es que el perro pueda socializar desde cachorro (idealmente), pero puede ser a la edad que sea del perro —detalla— y exponerlo de forma gradual a estímulos, a personas, a elementos, a lugares donde tiene que transitar y convivir con gente. Estos aprendizajes son procesos que toman varias repeticiones, advierte Brieba. “El refuerzo positivo, con base en recompensas, es el idóneo”, aconseja.