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La bailarina chilena Bárbara Hernández Krumm, de 28 años, ha migrado a Europa en busca de nuevas oportunidades y ha creado la obra "Hijos de la Dictadura" junto a su esposo, también bailarín. La pieza aborda las realidades políticas de Latinoamérica y el mundo, actualizándose con eventos recientes como el gobierno de Maduro o el surgimiento de líderes como Milei. Con el apoyo de la embajada chilena en Praga y la Organización de Derechos Humanos de la República Checa, Bárbara ha presentado la obra en festivales europeos, generando fuertes emociones en el público y llevando a la reflexión sobre el impacto de las dictaduras. La pieza de una hora incluye elementos de tortura, búsqueda de desaparecidos y reflexiones sobre el sufrimiento humano, buscando tocar el alma de los espectadores. A pesar de los desafíos que enfrenta como bailarina, Bárbara afirma que elegiría una y mil veces seguir su pasión, destacando la importancia de la perseverancia, disciplina y amor por lo que se hace en la búsqueda de la felicidad y el éxito personal.

Bárbara Hernández Krumm, es una de las tantas chilenas que ha migrado a otro país para encontrar oportunidades y cumplir sus sueños. Es bailarina profesional y en diversas ciudades de Europa ha presentado junto a Lukas Lizama su esposo, y también bailarín, Hijos de la Dictadura, una obra enfocada en las diversas realidades políticas de países en Latinoamérica y el mundo.

Actualmente, la chilena de 28 años, quien adquirió sus conocimientos en la Escuela Moderna de Música y Danza en Chile, vive en Praga y trabaja en una compañía de danza contemporánea, luego de pisar diversas localidades de Europa y audicionar en diferentes compañías.

Su amor por la danza la llevó a buscar nuevos rumbos lejos de Chile en 2021. Aquello le permitió abrir su creatividad y formar la obra Hijos de las Dictadura, la cual ha presentado en diversos escenarios de festivales en Italia y Bruselas.

Bailarina chilena dejó el país para cumplir sus sueños

En aquel tiempo el trabajo en solitario era más complejo, solo contaba con un pequeño apoyo de compañías en Italia, pero con el paso de los años la situación cambió. Ahora ella y su esposo tienen el apoyo de la embajada de Chile en Praga y la Organización de Derechos Humanos de la República Checa.

Hijos de las Dictadura, como bien indica su nombre, es una obra que transporta al momento de los regimenes autoritarios en Latinoamérica y el mundo y cómo estas dejan rastros en las personas, incluso en aquellas que no vivieron la situación en vivo y en directo.

“Es una obra que es superdesafiante porque se va actualizando, nunca es igual a la anterior. De hecho, en esta última versión estamos agregando lo que pasó con Maduro, lo que pasó con Milei, las últimas cosas que pasaron con Trump, estamos agregando todo lo último que está ocurriendo para presentarla este año”, menciona Bárbara en conversación con BioBioChile.

“Yo sentí esta necesidad de bailar algo que hablara de mi tierra”, mencionó la chilena, indicando que la dictadura de nuestro país con Augusto Pinochet también es parte esencial de la obra.

Bailarina chilena y su esposo
Bárbara Hernández Krumm

“Y no solamente de las dictaduras en sí, sino como de ese tipo de gobernadores, presidentes, políticos o incluso empresarios. Básicamente, aplastan a los demás, aplastan al pueblo y eso deja cicatrices o rastros en nosotros”, complementa.

Reacciones de los asistentes

“Es superdesafiante, es una obra que como bailarina me desafía muchísimo porque una cosa es como yo creo que debería funcionar en mi mente y otra es cuando tenemos que ir a bailarla y es superdesgarradora, hay veces que termino llorando”, se sincera Bárbara.

De acuerdo a su testimonio, la obra provoca diversas reacciones en los asistentes, desde un sentido comentario de la situación expuesta por los bailarines, hasta la máxima expresión de sufrimiento reflejado en el llanto.

“En el público siempre hay más de 10 personas llorando al final de la obra y es como poner un poquito también de ese dolor que quizás todos cargamos, porque si bien la obra habla de los dolores que hay en Latinoamérica y habla de toda todo el sufrimiento que tenemos, al final del día creo que cada uno carga con sus propios sufrimientos y con sus propios opresiones o dolores que hemos vivido en nuestras vidas, entonces una parte de nuestra historia también se pone en escena”, detalla Bárbara.

Hijos de la Dictadura

Así, Hijos de la Dictadura es una completa obra de una hora. Su inicio está marcado con discursos de dictadores, incluidas frases relevantes de cantantes como las del chileno Víctor Jara y el puertorriqueño Residente.

A ello se suman otras cuatro escenas que muestran la tortura. Un tablero de ajedrez representa a las personas como peones. “Básicamente, el empresario que abusa de sus trabajadores o los políticos, siempre terminan quedándose al final del tablero y los que perdemos somos nosotros los peones, claro”, cuenta Bárbara,

Llega la parte más cruda: las personas buscan a sus desaparecidos, a su familia, lo que da paso a la muerte, “a ojos vendados, queriendo representar que ni siquiera son capaces de mirarte a los ojos cuando te van a matar”, menciona Bárbara.

Una obra llena de emociones es lo que carga la creación de Bárbara y su esposo.

Bailarines chilenos
Bárbara Hernández Krumm

“Tocar el alma de otra persona y hacer que esa persona se cuestione algo de su vida es lo que igual busca la obra… Mi objetivo es poder tocar almas, poder inspirar a otras personas”, reflexiona Bárbara.

Con tal experiencia, sus consejos son aún más valiosos, sobre todo para aquellos jóvenes que dudan de la danza y la descartan como una forma de vivir.

“Volvería a elegir el mismo camino, lo volvería a elegir una y mil veces”

“Además de ser perseverante, ser muy disciplinado y responsable, que hagan las cosas con amor. Creo que al final del día, para mí, el éxito no está en un contrato, no está en un monto de dinero, no está en un país. El éxito está en ser feliz”, reflexiona la bailarina chilena.

“Hazlo porque es lo que amas todos los días y porque estás también dispuesto a sacrificar incluso las cosas que quieres por esa felicidad. Siempre que sigas tu corazón y tu intuición va a ser el camino correcto y que siempre vas a encontrar una forma”, menciona.

Por último, concluye de acuerdo a su experiencia, con una potente reflexión: “Creo que el camino de la bailarina muchas veces es duro y es sacrificado, pero como dije, es algo muy reconfortante. Y si yo tuviera que decir en el pasado, si volvería a ser bailarina o no, volvería a elegir el mismo camino, lo volvería a elegir una y mil veces”.