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Sentinel del Norte, una isla paradisíaca en el archipiélago de las Islas Andamán, es habitada por un pueblo reacio al contacto exterior y que vive en un estilo similar al de la Edad de Piedra, pero con avances propios, también, de otras épocas. En noviembre de 2018, el misionero norteamericano John Allen Chau intentó convertir al cristianismo a los indígenas, y fue asesinado por los mismos. La organización "Survival International" advierte que el contacto ilegal podría diezmar a la tribu al exponerlos a enfermedades. Los sentineleses sobreviven cazando y pescando, y se cree que migraron desde África hace unos 60,000 años.

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Quizás has escuchado hablar sobre Sentinel del Norte, una isla paradisíaca y de mar cristalino ubicada en el archipiélago de las Islas Andamán (en el Golfo de Bengala, territorio de la India en el Océano Índico), a la cual resulta sumamente complejo llegar, y aún más volver.

Los sentineleses, pueblo que habita la zona, son reconocidos por su estilo de vida inhóspito y reacio al contacto con el exterior: viven como si estuvieran en la Edad de Piedra (pero con algunas herramientas propias de la Edad del Hierro), y no gustan de los visitantes.

No mucha gente alrededor del globo sabe de su existencia, o, mucho menos, de su particular estilo de vida. Sin embargo, aquellos que sí lo hacen están al tanto de la característica forma de vida que lleva la gente que habita tal recóndito lugar.

Sentinel del Norte: la isla a la que nunca deberías intentar ir

“Son tan desconocidos que aún en la propia India hay poca consciencia de su existencia“, declaró Ayeshea Perera, editora del Servicio Hindi de la BBC en Delhi. “La última vez que se les prestó atención fue tras el tsunami de 2004, cuando el gobierno indio investigó si habían podido sobrevivir el desastre”, agregó la reportera.

Hasta ahora, estos datos pueden parecerte nuevos si nunca habías oído sobre Sentinel, no obstante, han ocurrido algunos sucesos que “posicionaron” dicho lugar en la prensa mundial, y que explican por qué nunca deberías siquiera intentar ir a la isla.

En noviembre de 2018, un misionero estadounidense de 26 años llamado John Allen Chau partió rumbo a tal destino. Nunca volvió.

Derechamente, y tal como señala National Geographic -medio que logró capturar imágenes de los sentineleses tras una expedición a la isla en 1974-, el norteamericano emprendió su viaje a la locación paradisíaca con la intención de convertir al cristianismo a los indígenas.

El joven entró al territorio de manera ilegal -pues está prohibido visitar Sentinel- con ayuda de unos pescadores que conocían la ruta marítima, a quienes sobornó, consigna El Clarín.

Armado únicamente de una biblia y una pelota de fútbol, John fue asesinado a flechazos, y su cuerpo nunca pudo ser recuperado.

Otra gran razón por la que no visitar a los sentineleses

La Organización de derechos humanos, Survival International, explica que el intento de contacto ilegal de Chau hacia la tribu podría haber aniquilado a todo el pueblo, ya que pudo haber portado virus y/o enfermedades desconocidas para los sentineleses, quienes no tienen un sistema inmune apto para sobrellevarlas.

“Las tribus vecinas fueron aniquiladas después de que los británicos colonizaran sus islas, y carecen de inmunidad a enfermedades comunes como la gripe o el sarampión, que diezmaría a su población”, detalla Survival.

El mismo sitio describe la forma de vida de los pobladores de Sentinel: sobreviven gracias a la pesca y caza. Las mujeres llevan cuerdas de fibra en la cintura, cuello y cabezas, mientras que los hombres también llevan collares y cintas, pero ocupan un cinturón más grueso.

Los hombres de la tribu, además, llevan lanzas, arcos y flechas, las cuales han modificado durante los años con materiales como el metal, el que probablemente rescataron desde embarcaciones náufragas.

Dentro de la poca información disponible sobre los sentineleses y su origen, BBC agrega que se estima (y supone) que la tribu migró hace unos 60.000 años desde África, esto con la intención de llegar a Australia por la costa sur de Asia, añade El Mundo.

El mismo medio destaca que quienes han tenido la suerte de rodear la isla y no morir en el intento, describen a los indígenas como altos; tanto hombres como mujeres, con una altura promedio de 1,80 metros.

Varios intentos de contacto fallidos en Sentinel del Norte

El viaje evangelizador que John Allen Chau emprendió hace casi seis años no fue la única vez en que una persona -o grupo- falló en su intento por llegar a Sentinel. En 2006, dos pescadores fueron asesinados también por los pobladores del lugar.

¿Cómo? Nat Geo detalla que los dos sujetos quedaron a la deriva en su embarcación mientras dormían, sin percatarse de ello. Lamentablemente, su barco varó en la playa de Sentinel del Norte, lo que marcó la fatalidad de su destino.

Sus cuerpos tampoco pudieron ser rescatados, pues en los intentos realizados en helicóptero por lograrlo, los sentineleses atacaron con hostilidad con proyectiles al vehículo aéreo.

Cabe agregar que el mismo medio (Nat Geo) realizó una expedición a la locación el año 1974, como se detalló al principio de esta nota. En tal ocasión, un documentalista del canal resultó herido por una lanza mientras capturaba registros de los indígenas.

A pesar de que abundan las “visitas fallidas”, hubo una que resultó sin un saldo mortal. En concreto, fue el antropólogo indio, Triloknath Pandit, quien logró establecer contacto con los indígenas sin violencia de por medio.

Tras varias visitas a lo largo de los años, en 1991, Pandit pudo acercarse lo suficiente a la isla como para entregarles regalos a sus pobladores: cocos, específicamente. “Estábamos desconcertados sobre por qué nos lo permitían”, dijo el experto a la BBC.

“Fue su decisión reunirse con nosotros y la reunión tuvo lugar en sus términos”, agregó Triloknath, detallando cómo fue el encuentro pacífico: “Salimos del barco y nos paramos dentro del agua, distribuyendo cocos y otros regalos, pero no se nos permitió pisar su isla“.

El mismo profesional se ha negado a catalogar como “hostiles” a los habitantes de la isla. “Esa es la forma incorrecta de verlo. Somos los agresores aquí; somos nosotros los que intentamos entrar en su territorio“, manifestó al medio internacional.

“Son un pueblo amante de la paz. No buscan atacar a la gente. No visitan zonas cercanas ni causan problemas (…) debemos respetar su deseo de que se dejen en paz“, opinó el único antropólogo que logró sobrevivir tras visitar Sentinel del Norte.