Pese a ser uno de los comediantes más exitosos de Gran Bretaña, la fama no le sirvió para perder el miedo a las mujeres, tener amigos o vivir una vida acorde al multimillonario que fue.

Alfred Hawthorne Hill o sencillamente, Benny Hill, fue el hombre que más hizo reír a Gran Bretaña en las más de 3 décadas que duró su show.

Sin embargo, aunque en la pantalla todo era risas, la vida de Hill no era tan fantástica como el show que llevaba su nombre, “The Benny Hill Show” y que se transmitió en más de 140 países que disfrutaron con británico.

La realidad era muy diferente. Un hombre que, pese a su fama, temía de las mujeres y no tenía amigos. De ahí que su muerte resultara tan trágica y horrenda.

Heredó un talento innato para la comedia, aunque es probable que no sobreviviera a nuestros tiempos.

Por eso, en 1989 cuando su show fue sacado del aire, Benny se transformó en el primer “cancelado”, en un mundo que ya no aceptaba su estilo de humor.

El cómico que murió solo
Daniel Beltrá | EFE

Benny Hill, el comediante

Un inglés pícaro rodeado de mujeres con poca ropa. Eso era lo que transmitía el show de Benny Hill en medio de escenas de caídas, accidentes, persecuciones y todo lo que hiciera reír al público de Gran Bretaña,

Benny era un heredero de la comedia. Su padre, tío y su abuelo fueron payasos, por lo que le era natural dedicarse al rubro.

Se acercó al teatro e intentó trabajar en radio, sin embargo, algo no funcionaba, se necesitaba verlo físicamente para poder reír con sus chistes.

En su juventud dejó los estudios y comenzó a trabajar como repartidor de leche y chofer, entre otras cosas con las que trató de ganarse la vida.

Sin embargo, no solo hizo eso. También se dedicó a escribir guiones cómicos, unos guiones que llegaron, en 1952, a manos de los jefes máximos de la BBC, consignó El Mundo.

Luego de mucha impronta y bastantes guiones bajo la manga, logró que, en 1955, se lanzara The Benny Hill Show, un programa de televisión que tenía una fórmula sencilla, e incluso, calificada por muchos como burda.

Esa fórmula duró 35 años en las pantallas de Gran Bretaña y los 140 países a los que se transmitió. Pero, es un claro ejemplo de que hay cosas que envejecen mal.

En 1989 lo sacaron del aire, sus chistes en medio de mujeres con poca ropa no funcionaban, incluso para el público de esa época, por lo que Benny Hill se transformó en el primer comediante “cancelado”.

Aunque es importante destacar, el público nunca lo abandonó, sino que las bromas del show dejaron de ser políticamente correctas y eso le jugó en contra a Hill, quien salió de la televisión, consignó Infobae.

El éxito en el trabajo, mala suerte en el amor

Beni Hill era un hombre de éxito. Tener uno de los programas más importantes de la televisión británica y con su nombre en el titular, es algo que pocos pueden contar.

Sin embargo, en su vida privada, Hill dictaba mucho del hombre energético y graciosos que mostraba frente a las cámaras, porque cuando estas se apagaban, todo cambiaba.

Aunque nunca fue de dar muchas entrevistas, la biografía que escribió Mark Lewisohn, Divertido y Peculiar, contó qué ocurría en esa vida privada que tanto cuidó.

Según afirma Lewisohn, el personaje que encarnaba, un hombre de mediana edad, pícaro, sin tanto atractivo y frustrado sexualmente, era bastante similar al Benny de la vida real.

Según comentó Icon, el escritor afirmó que mientras era joven mantuvo algunas “amistades románticas” que no llegaron a buen puerto. Incluso, describe que al menos dos veces pidió matrimonio a mujeres que lo rechazaron.

Aunque su amiga, Sarah Kemp, reveló que fueron al menos tres las mujeres a las que Hill les pidió matrimonio.

“Las chicas más interesantes son las que trabajan en oficinas, tiendas y fábricas. Es allí donde están las mujeres bellas y sensatas, y ahí es donde quiero ir a buscarlas” contaba en una entrevista, al mismo tiempo que reconocía nunca haber tenido suerte en este ámbito.

Ávaro y sin amigos

Benny Hill no solo se sentía rechazado por las mujeres, sino que tampoco logró cultivar amigos, pese a siempre estar rodeado por un elenco donde él era protagonista.

Su vida fuera de la pantalla era más bien austera, aunque a veces extremadamente humilde, si se considera que la fortuna que amasó trabajando en su show se acerca a los 10 millones de libras esterlinas.

Sin embargo, nunca se compró una casa en Londres, la ciudad donde vivía. Sí mantenía una propiedad, la antigua vivienda que tenía su familia en la zona de Southhamton, donde vivía su madre y cuyo techo tenía goteras.

Arreglar el techo era algo que sobrepasaba los gastos de Hill, que pese a ser millonario le tenía pánico a la pobreza, por lo que ahorraba en todo lo que podía.

Algo que hizo desde que comenzó su carrera, cuando tomaba el metro para ir a los estudios de grabación mientras vivía en una precaria pensión.

Aunque luego tuvo mucho dinero, nunca dejó de tomar el transporte público o ir caminando donde necesitaba acudir. Tomar un taxi era algo que evitaba, al igual que los gastos mayores, como comprar un auto o una casa.

Era asiduo a supermercados en zonas baratas y tomaba las ofertas de último minuto, pero también cosía una y otra vez su ropa al igual que sus zapatos, que siempre intentó arreglarlos con pegamento,

La brutal muerte de Benny Hill

Hill vivía en un departamento arrendado de dos ambientes en Londres, donde usualmente degustaba los populares “Fish and chips”, es decir, pescado frito con papas fritas, que compraba en las ofertas de último minuto en el supermercado.

Esta mala alimentación generó que desarrollara una obesidad que pronto se transformó en mórbida, cuando pesaba más de 100 kilos.

El comediante sufrió un ataque al corazón en 1992 y los médicos le recomendaron bajar de peso y un bypass coronario, algo apropiado para alguien que también fue diagnosticado con insuficiencia renal.

Aunque el mismo Michael Jackson lo visitó en la clínica, Hill se negó a la cirugía y las consecuencias llegaron rápidamente.

Dos meses después de ese hecho, su representante, Dennis Kirkland, dejó de recibir noticias de él y recibió la alerta de un vecino.

Kirkland trepó por una escalera y logró llegar al departamento de Benny Hill donde se encontró con una triste y horrenda escena.

El comediante falleció de un ataque al corazón debido a una trombosis coronaria, frente a la televisión que aún estaba encendida, rodeado de diarios y platos sucios

Una muerte solitaria a los 68 años, viendo la televisión que durante tantas décadas fue su fuente de trabajo y alegría. Su fortuna fue heredada por sus sobrinos, con los que no hablaba.