El 8 de mayo marca una fecha muy importante en Europa y el mundo, ya que significó el día en que Alemania firmó su capítulación definitiva y la segunda guerra mundial llegaba a su fin (al menos el conflicto armado). Hasta el día de hoy, existen muchas historias vagas respecto al hecho que catapultó la rendición del “Eje”: el suicidio de Hitler.

Las conclusiones del historiador alemán Hugh Trevor-Roper parecen ser las más aceptadas en la actualidad, a lo que se suman fragmentos del testamento del líder Nazi, los cuales fueron encontrados días después de su muerte en su búnker en Berlín.

Trevor-Roper detalla en sus escritos que el 29 de abril fue un día clave para darse cuenta que Alemania perdería la guerra. La ciudad estaba cercada por los rusos y los niños de las Juventudes Hitlerianas arriesgaban sus vidas para llevar las comunicaciones al ejército. “La ciudad era un caos”, expresaba.

Aquella tarde, acota, Hitler se acostó en su cama completamente vestido después de almorzar. Luego de unas horas llegó hasta el lugar su ayudante personal y el barbero para recortar su bigote característico y el cabello.

Junto con eso su médico personal, Theodor Gilbert Morell, le recetó unas gotas de cocaína para que aliviara los dolores en su ojo derecho, el cual no dejaba de parpadear.

Hitler saluda parte de las Juventudes Hitlerianas, su última aparición pública
Hitler saluda parte de las Juventudes Hitlerianas, su última aparición pública

Cerca de las 15:00 horas, Hitler tiene un almuerzo con su esposa Eva Braun y sus secretarias. “Nunca caeré en manos de los enemigos, ya sea vivo o muerto. He dado órdenes de quemar mi cuerpo con lo que nunca será encontrado”, indicó en ese momento.

“La mejor manera es pegarse un tiro en la boca. El cráneo se destroza y tú no notas nada. La muerte es instantánea”, agregó el jefe de gobierno, ante lo que su esposa se mostró horrorizada y le dijo que prefería tomar veneno.

Horas más tarde, Hitler da órdenes a sus asistentes de que maten a su perra Blondi con cianuro, con el objetivo de verificar si aquella sustancia es efectiva o no. El animal fue enterrado en el patio de aquel búnker.

A las 22:00 horas, escucha que Mussolini ha sido abatido en Italia y su cuerpo es exhibido ante la gente. Su paranoia aumenta progresivamente.

A la madruga del día siguiente, Hitler reúne a todos sus generales e informa que tiene planes de suicidarse durante la mañana. A eso agrega que desea que incineren su cuerpo para evitar que los rusos lo tomen como un botín de guerra.

“No quiero ser mostrado en una exposición de un museo”, admite.

En ese momento, detalla, Hitler se muestra encorvado y sus extremidades superiores no dejan de temblar, lo que deja en evidencia que el Parkinson que padece ha ido avanzando.

Hitler y Eva Braun | Imagen referencial
Hitler y Eva Braun | Imagen referencial

Posteriormente recibe una comunicación con el almirante Karl Donitz, quien le explica que el ejército no ha podido entrar en Berlín, por lo que la situación es catastrófica.

La respuesta de Hitler deja a varios atónitos: “Deben tomarse medidas inmediatas y despiadadas contra los traidores”.

Minutos después sostuvo una reunión privada con el médico de las SS Werner Haase, a quien le indica que desea morir en compañía de su esposa. Luego de eso entrega dosis de cianuro a sus secretarias, en caso que también deseen suicidarse.

Tras eso se va a dormir, otra vez vestido, por algunas horas en su habitación personal.

Horas más tarde, ya despierto, Hitler y su esposa entran a una habitación cerrada donde se suicidan. La instrucción de Haase era que el hombre debía dispararse primero y, sólo tras eso, su mujer debía ingerir la dosis de cianuro.

La detonación es escuchada por todas las personas en el lugar. Acto seguido, una comitiva ingresa al lugar, toma los cadáveres y los lleva hasta la parte superior del búnker, donde son incinerados.

Hay que señalar que la teoría sobre el suicidio de Hitler fue respaldada en 2018 por un laboratorio forense en Francia, quienes determinaron que el líder Nazi se disparó y fracturó su cráneo.

Por otro lado, los relatos de Hugh Trevor-Roper fueron usados en la creación del guión de la película alemana El Hundimiento, la cual muestra cómo fueron la últimas horas del político.