Sabemos que la igualdad entre hombres y mujeres no existe. Lo increíble es que a raíz de la pandemia, la brecha se haya distanciado aún más, de acuerdo al Foro Económico Mundial (FEM) en su informe Global Gender Gap (Informe de la Brecha Global de Género).

Esa desigualdad también está presente en el ámbito de la violencia, porque el “mito” de que los hombres matan más que las mujeres, es una realidad.

¿Qué lo avala? Las estadísticas, que no sólo se pueden ver a nivel global, sino que también en Chile, donde el género masculino se destaca ampliamente por su participación en todo tipo de delitos, desde la recepción hasta los delitos de mayor connotación social, que considera homicidios, violaciones, robos con violencia, robo con intimidación, lesiones y robo por sorpresa.

Números contundentes

De acuerdo al Estudio Mundial sobre el Homicidio 2019, publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), sólo en 2017 (año de estudio del reporte) de estima que a nivel mundial 464 mil personas, aproximadamente, murieron víctimas de un homicidio.

De estas víctimas, el reporte consigna que el 81% fueron hombres, mientras que sólo el 19% de estas víctimas son mujeres.

Sin embargo, el estudio también revela que cuando se desglosa quienes son las víctimas de este delito, las brechas de género vuelven a aparecer, aunque sean los hombres la mayor cifra de víctimas.

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Según consigna la investigación, las víctimas femeninas de homicidios relacionados con la pareja o familia, el porcentaje de mujeres que son víctimas aumenta a un 64%, pero cuando vamos un paso más allá y vemos sólo los homicidios realizados por una pareja íntima, las víctimas femeninas son un 82% a nivel global.

En las cifras que revelamos previamente sólo vemos a las víctimas, pero ¿Quiénes son los victimarios?

De acuerdo a la UNODC, los hombres no sólo tienen más probabilidades que las mujeres de ser víctimas de homicidio, sino que son ellos quienes en su mayoría también cometen estos delitos.

Según los números que entrega el reporte, para 2016 un 90% de las personas sospechosas de homicidio fueron hombres y cuando se trata de condenas por homicidio intencional, la cifra cambia levemente y ponen a los hombres en un 91% por sobre las mujeres, que sólo representan al 9% de los condenados por este delito.

El informe, Estudio Global del Homicidio, destaca la sobre representación del género masculino se da en todos los grupos de edad, aunque si vemos las estadísticas, es aún mayor en el grupo entre los 18 y 44 años de edad.

¿Qué ocurre en Chile?

Cuando vamos a la realidad chilena, las cifras no dejan de llamar la atención, porque cuando escarbamos en la información, notamos que en general, los delitos son cometidos en su mayoría por hombres, sin importar el tipo de acto que realicen.

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El Centro de Estudios y Análisis del Delito, presenta anualmente las estadísticas Oficiales de Delitos de Mayor Connotación Social (DMCS), Violencia Intrafamiliar (VIF), Incivilidades y otros hechos, informados por Carabineros y la Policía de Investigaciones de Chile al Ministerio del Interior y Seguridad Pública.

De acuerdo a las cifras que entrega la institución pública, en los últimos 3 años los hombres han perpetrado el 79% de los hechos delictivos que se han registrado en el país, mientras que las mujeres no superan el 21% de estos.

Cuando hacemos zoom específicamente a los homicidios, las cifras son sorprendentes. En 2019 un 92% de estos delitos los cometieron hombres, mientras que sólo un 8% fueron mujeres.

Las cifras cambiaron levemente en 2020, cuando el país vivió un confinamiento importante debido a la pandemia del Covid-19, un 87% de los homicidios fueron perpetrados por personas del género masculino y el 13% mujeres.

¿Cuáles son las razones?

Al ver las contundentes estadísticas, asumimos que al menos 9 de cada 10 personas que cometen un delito son hombres y es algo que se repite en todo el mundo.

¿Es el hombre más agresivo o es socializado en un mundo que espera que pueda tener la valentía de cometer delitos abiertamente, mientras que para la mujer es todo lo contrario y las expectativas en torno a ella son muy diferentes, tanto que incluso son inhibidoras de violencia?

Resolverlo es complejo, de acuerdo a Psicología y Mente todo apunta a que se da una conjunción de aspectos biológicos y psicosociales que explican por qué el hombre tiende a desarrollar conductas más violentas.

Destaca que en los aspectos psicosociales influye la infancia de los hombres, donde se desarrollan con mayor frecuencia problemas de conducta y agresividad, una mayor conducta exploratoria y juegos más bruscos.

En esta parte de la crianza se diferencian del género femenino, quienes están socializadas en ambientes diferentes, que esperan de ellas cualidades como la honestidad y la prudencia, lo que desde pequeñas las inhibe de las conductas delictivas.

Hay que destacar un punto relevante, cuando los hombres y mujeres se juntan con pares, los grupos de niñas suelen ser más reducidos (3 ó 4 personas) por lo que no se generan mayores problemas de liderazgo, mientras que los de niños son más grandes (alrededor de 8 a 10) por lo que sí se generan este tipo de conflictos.

Cuando vamos a los factores biológicos, hay que considerar que los cerebros de hombres y mujeres tienen estructuras cerebrales diferentes, que se marcan desde el periodo de gestación cuando se masculiniza o feminiza el cerebro.

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Destaca que los hombres presentan mayores niveles de testosterona, lo que precipita la agresividad, versus las mujeres, cuyos altos niveles de estrógeno las hace tener menor tendencia a esta conducta.

De acuerdo a lo que señala Thiago Moraes, de la Universidad Argentina John F. Kennedy, en el estudio ¿Por qué los hombres presentan un comportamiento más agresivo que las mujeres? Por antropología evolutiva del comportamiento agresivo en algunas especies la testosterona activa el comportamiento territorial como es el caso de las aves Pardar Cantor y Calcarius Lapponicus. En muchas especies, así como el hombre, es apuntada una alta correlación entre niveles de testosterona y comportamiento agresivo.

El investigador añade que “pesquisas apuntan que individuos que tienen antecedentes violentos y que practican conductas antisociales generalmente (más que la media) poseen niveles más altos de testosterona”, agregando que “podemos decir que hay una correlación positiva entre el inicio de la adolescencia y el inicio de las conductas antisociales, ya que en ese periodo de la vida los hombres poseen más testosterona de que en cualquier otro”.

De esta forma, podemos concluir que no es sólo un factor social el que hace que los hombres sean más violentos y cometan el 90% de los homicidios, sino que también es la conjugación de esto y un factor biológico, que hacen la mezcla perfecta para que estos hechos ocurran constantemente.

Sin embargo, esto no implica que el factor social haya que dejarlo de lado, ya que con una buena crianza en un ambiente de respecto y con iguales expectativas, para mujeres y hombres, es posible revertir esta situación y que los niños, aunque tengan este componente biológico que es la testosterona, posean la capacidad de entender que la violencia no es un camino viable en la comunicación con otras personas o en la forma de obtener las cosas.