Hace varios años el mundo conoció la historia de Lizzie Velásquez, una estadounidense que tiene su rostro desfigurado por dos enfermedades que posee. La mujer, con el paso del tiempo, se convirtió en un ícono de resiliencia e incluso inició su propio canal de YouTube donde aconseja a las personas sobre el amor propio.

Según detalla La Vanguardia, Velásquez padece lipodistrofia y el síndrome de Marfan (MFLS), los cuales han sido diagnosticados en otras dos personas en el mundo. Estas enfermedades afectan a su estructura ósea, sus ojos, cerebro y corazón.

Si bien su historia ha generado admiración, en la actualidad la mujer se enfrenta a otro contratiempo: una cruel broma de Tik Tok donde se usa su cara para asustar a los niños.

Esta generalmente es ocupada por padres para asustar a sus hijos, haciendo pitanzas que fueron criticadas por la propia Lizzie.

Fue por eso que la joven, a través de un video, pidió a los padres que dejaran de utilizar su rostro para esta clase de bromas, ya que “sólo trae efectos negativos”.

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“Si eres un adulto con un pequeño en tu vida, por favor no les enseñes que ser asustado por alguien que no se ve como ellos está bien. Por favor. Todo lo que estos niños tienen que saber sobre tener empatía y ser amables los unos con los otros comienza en casa. Por favor, esto no esta bien”, dijo.

El registro ha generado bastante repercusión en redes sociales, básicamente de personas que conocían la historia de la joven desde antes.

Hace años, en una de sus charlas, Velasquez ya se había referido al bullying que se hace en redes sociales con rostros de otras personas.

“Ellos no pueden pronunciarse, pero yo sí, y por suerte, tengo todo un ‘ejército’ de gente positiva junto a mí. Diré esto una y otra vez: la gente que ponen en sus fotos y videos son seres humanos. Tenemos sentimientos y algo en lo que trabajamos todos los días, confianza en nosotros mismos”, sentenció.

“Por favor, no enseñen a sus hijos que está bien tener miedo de alguien que es diferente. Cuando los adultos tienen miedo, los niños reciben abusos. Este es un ejemplo perfecto de que enseñar compasión y aceptación empieza en casa. Sean buenos los unos con los otros. Ahora lo necesitamos más que nunca”, concluyó.