Una de las prácticas que probablemente más se repite en las cocinas, pero que no es para nada de aconsejable, es la de botar el aceite usado por el lavaplatos.

Y es que verter este líquido a través del desagüe puede tener un enorme impacto medioambiental debido a que termina en las alcantarillas, lo que genera consecuencias como tapones en tuberías y eventuales plagas urbanas.

Más aún, tal como recoge el sitio de salud y seguridad Eroski Consumer, si este desecho termina en los ríos, forma una capa superficial que afecta al intercambio de oxígeno, lo que a su vez perjudica a los seres vivos que habitan en ese ecosistema.

Para que te hagas una idea, se estima que con apenas un litro de aceite usado se puede contaminar mil litros de agua.

Además de limitar la reutilización del agua, esto produce un aumento en los costos de mantenimiento de alcantarillado y estaciones depuradoras. En países europeos, como España, dos tercios de este líquido termina en las alcantarillas.

Cabe señalar que si arrojas el líquido en la tierra lo dejarás infértil, ya que matarás los microorganismos y el humus.

Scott Rubin (CC) Flickr
Scott Rubin (CC) Flickr

En vez de derramar este líquido a través del lavaloza, lo ideal es esperar a que el aceite se enfríe, vaciarlo en una botella, cerrar el envase con su tapa y finalmente dejarlo en la basura. No obstante, otra opción es reciclarlo.

Según recoge la edición online del periódico The Huffington Post, la mayoría del aceite usado adecuadamente tratado se utiliza para producir biodiésel, uno de los biocarburantes más sostenibles debido a que no utiliza materias primas alimentarias.

Esto se convierte en una muy buena alternativa para disminuir el uso de los combustibles fósiles convencionales.

En Chile, empresas como Rendering reciclan el aceite de fritura y lo exportan a Europa como biocombustible.

“Transformamos el aceite vegetal usado de más de 3.000 restaurantes en energía, biocombustible e insumos industriales con los más altos estándares de calidad”, señala el sitio oficial de la compañía.

“Contamos con certificación europea ISCC y las autorizaciones sanitarias para operar desde Arica a Punta Arenas. Rendering cuenta con una flota propia de 16 vehículos y un sistema online para poder atender a todos sus clientes”, agrega.

Luego de retirar el aceite frito desde los locales de sus clientes, los camiones se dirigen hasta la refinería de la empresa en Lampa, en donde se le hace el tratamiento correspondiente para luego exportarlo.