Un extraño experimento está realizando el valiente doctor australiano Perran Stott-Ross, quien permite que cientos de mosquitos se posen sobre sus brazos y lo piquen, en la búsqueda de un antídoto para la fiebre del dengue.

Esta enfermedad se caracteriza por ser una infección viral transmitida por un mosquito infectado. Según el sitio especializado Medline Plus, “los síntomas incluyen fiebre alta, dolores de cabeza, dolor en las articulaciones y los músculos, vómitos y sarpullido“.

La Organización Mundial de la Salud explica que “no hay tratamiento específico del dengue ni del dengue grave, pero la detección oportuna y el acceso a la asistencia médica adecuada disminuyen las tasas de mortalidad por debajo del 1%”.

En 2015, según datos de las Naciones Unidas, 1.400 personas murieron a causa de la enfermedad. Esa es la razón por la que el médico, investigador de la Universidad de Melbourne, deja que estos mosquitos, se alimenten de su sangre. Los insectos están previamente infectados con Wolbachia, una bacteria que bloquearía la propagación del virus.

El portal británico The Sun recoge que Stott-Ross es picado hasta cinco mil veces en sólo un día. “Sobre todo (produce) una ligera irritación (…) Pica mucho más tarde. Tan pronto como saco el brazo, tengo que resistir la tentación de rascarme”, dijo.

Lleva trabajando con los insectos durante años. El sitio web de la Universidad de Melbourne especifica que el especialista experimenta “con mosquitos, plagas de cultivos e insectos beneficiosos. Su investigación se centra en la aplicación de endosimbiontes en programas de control de plagas y enfermedades y en la comprensión de los factores que pueden afectar su éxito”.

A través de Twitter comparte periódicamente fotografías de sus proyectos, que ahora están centrados en la Wolbachia, que estaría ayudando a luchar contra el dengue. Para esto, el científico cria y alimenta a los mosquitos en su lugar de trabajo, para luego infectarlos con la bacteria.

“Aquí hay una foto dentro de la jaula con mi brazo pasando por una media de malla. Esto ayuda a reducir las fugas. También ayuda si sacudo mi brazo mientras lo saco”, escribió en un tuit de agosto, adjuntando una fotografía en la que se ve su brazo lleno de insectos.

“Día récord de alimentación de sangre de mosquitos hoy. Aproximadamente 5.000 mosquitos hembra alimentados y 16 mL de sangre perdidos”, tipeó en otra publicación.

Stott-Ross puntualizó que “tienes que criar cientos de miles de mosquitos en el laboratorio y luego ir soltándolos por todas partes (porque) no viajan muy lejos por sí mismos”.