Alguna vez te preguntaste cómo debes lavar tu sostén, cada cuánto tiempo o qué puede ocurrir si no lo haces adecuadamente.

El sostén es una prenda esencial en el día a día de una mujer, sin embargo, cuando se trata de su higiene, no todas lo tratan con mucho cariño.

Muchas veces lo dejan en una silla, botado en el fondo del dormitorio, caído bajo la cama cuando te lo sacas en la madrugada o perdido en la ropa sucia, esperando una lavada.

La importancia que tiene para las mujeres, principalmente por su función de sostener, estilizando la figura de la mujer, pero también previniendo dolores de espalda, cuidando la piel y dando suavidad a una zona sensible, implica que a muchos expertos les llama la atención que no siempre sea lo primero que laves.

Porque el tratamiento que le dan al sostén, nunca será igual que el que le dan a los calzones, siendo primordial un cambio diario, al igual que el lavado frecuente.

Sin embargo, su higiene es primordial, porque las consecuencias pueden costarte mucho más que el detergente y agua que usarías lavándolo.

Broches de un sostén de mujer
Karolina Grabowska
| Pexels

Las consecuencias de no lavar un sostén

¿Alguna vez hiciste el cálculo de cada cuánto tiempo lavas tu sostén? Para hacerlo, es importante considerar, primero que todo, cuántas veces usaste ese sostén antes de pensar en lavarlo y la explicación es sencilla.

Si usaste el sostén más de una semana y lo llevaste a la lavadora, te contamos que eso no está bien.

Laura Burke, estilista de ropa íntima y experta certificada en ajuste de sujetadores en Fit by Burke en Nueva York, lo resumió sencillamente para HuffPost.

“Los sujetadores se pueden usar tres o cuatro veces antes de lavarlos… Pero depende del tipo de sujetador. Los sujetadores deportivos, por ejemplo, se pueden lavar después de cada uso”.

Esta afirmación la indica principalmente por las consecuencias que tiene para tu piel el uso de una tela por tanto tiempo.

Puedes llegar incluso a contraer una infección por hongo, como la reconocida Cándida, una levadura que gusta de zonas oscuras y húmedas para aparecer.

El espacio debajo de tu pecho, que roza directamente con el sostén, recibiendo el peso e incluso el sudor de la mama, es el espacio perfecto para que se desarrollen hongos como este.

Sostén blanco sencillo
Cottonbro studio | Pexels

Cuida la forma de tu sujetador

Una lavada a tu sostén se llevará, por ejemplo, la piel muerta que se acumula en la zona junto al sudor, la suciedad y todo lo que puedas atraer en su uso; eso te puede generar alergia, urticaria, etc.

También el mal olor o las manchas que se puedan generar con el sudor, lo que sin lavado puede quedar eternamente ahí.

Aunque otro punto relevante a la hora de decidir cada cuánto tiempo lavar tu sostén es mantener la forma de este.

La recomendación inicial es que se lave a mano, con un jabón o detergente de buena calidad y agua tibia, masajeando en las zonas que tienen un mayor contacto con tu piel, consigna Infobae.

Esto permitirá que no pierdan su forma en el lavado, algo muy usual cuando lanzas el sostén sin una protección adecuada a la lavadora.

Mujeres usando sostén
Laura Tancredi | Pexels

Aunque si eres una mujer ocupada y tu opción es solo echarlo a la lavadora, procura siempre lanzarlo por separado con una bolsa que lo proteja, en un ciclo delicado y siempre evitando la secadora.

Aunque no lo creas, esto es sumamente esencial por una razón que no imaginas.

El metal que llevan los sostenes se puede deformar con el lavado. Eso genera que muchas veces se rompan, y esto puede ocurrir a las 10 de la mañana y pasas todo el día con este material en contacto con tu piel.

Ello puede generar daño, como dermatitis de contacto irritante, alérgica o incluso dañar tu piel, generando una herida con el roce de la punta.

Cómo saber si debo dar de baja mi sostén

Si alguna vez te preguntaste por qué los sostenes tienen tres o más broches cuando se cierran, la respuesta te va a llamar la atención.

Cuando lo comienzas a usar, es ideal que uses el primer broche, porque significa que el sostén le queda perfecto a tu cuerpo.

Pero, a medida que lo vas usando la tela cede y no tiene el mismo soporte, por eso están los otros dos broches, para que vayas apretando a medida que va envejeciendo.

Cuando estés en el último broche y ya no te brinde soporte y comodidad, ese es el momento preciso en que debes cambiar de sostén.

Algo que explica Laura Burke es que “mayor parte del soporte de un sostén proviene de la banda. Entonces, cuando esa parte de la ropa interior comienza a subir y la parte delantera del sujetador ya no queda plana, su función también disminuye”.

Te recomendamos seguir estos consejos para cuidar tu piel y cuerpo, además de la vida útil de tu sostén, para que cuando le tengas que decir adiós sea en el momento preciso y no años después.