La cefalea en racimos es un dolor de cabeza atroz, que incluso puede despertar ideación suicida. No pone en peligro la vida, pero es un martirio para quienes lo sufren.

La cefalea en racimos, también conocida como “cefalea suicida”, es uno de los dolores de cabeza más intensos que existen. Tan fuerte es que incluso algunos pacientes han pensado en terminar con sus vidas y otros han golpeado sus cabezas contra la pared de desesperación.

De acuerdo a Clínica Mayo, este padecimiento “comúnmente te despierta en medio de la noche con un dolor intenso en un ojo o alrededor de un ojo en uno de los lados de la cabeza”.

“Los episodios de ataques frecuentes, conocidos como períodos en brotes, pueden durar de semanas a meses, y suelen estar seguidos de períodos de remisión cuando los dolores de cabeza cesan. Durante la remisión, no se presentan dolores de cabeza durante meses y a veces incluso años”, comentan.

No obstante, y para tranquilidad de muchos, es poco frecuente y no pone en riesgo la vida.

“Con tratamiento, los ataques de cefalea en brotes pueden ser más cortos y menos intensos. Además, los medicamentos pueden reducir el número de cefaleas en brotes que tienes”, expresan.

“Me quería morir, era imposible dormir ni vivir”

En un artículo del diario El País, un hombre de 55 años llamado Josep Riba, relata su experiencia con la cefalea en racimos, la cual sufre desde que tiene 21.

Dice que se ha dado cabezazos contra el suelo y la pared en medio de la desesperación y que ha llorado de dolor en brotes que le han durado hasta 2 horas.

El caso de Riba es uno de los extremos, pues los tratamientos no le funcionaban e incluso se sometió a una cirugía que disminuyó el dolor, pero no acabó con este. “Ahora, tras la operación, al menos, ya no me tiro por el suelo ni chillo”, dijo.

Este dolor es tan severo que el médico estadounidense que nombró a esta cefalea, Bayard T. Norton, dijo que “se debe vigilar a los pacientes por riesgo de cometer suicidio” y por ello se le conoce también como “cefalea suicida”.

“La llaman así por el riesgo que entraña. La tentativa de suicidio no es tanta, es más conducta suicida: son pacientes que verbalizan, que quieren precipitarse, pero no lo hacen, aunque son conductas muy elaboradas”, dijo el doctor Robert Belvís, jefe de la Unidad de Cefaleas del Hospital Sant Pau de Barcelona a El País.

Origen desconocido

No se sabe qué origina la cefalea en racismos. Hay algunos factores de riesgo, dice Clínica Mayo, tales como el sexo (más común en hombres), edad (entre 20 y 50 años), tabaquismo, consumo de alcohol y antecedentes familiares.

Sin embargo, personas sin estos factores de riesgo igual las sufren.

De acuerdo a Belvís, aún se estudian los genes para determinar su origen de manera más precisa. “Se están mirando los genes del hipotálamo porque ahí se producen unas sustancias llamadas orexinas y se ha mirado si había algún tipo de relación, pero no se ha encontrado nada”, comenta.

Síntomas de la cefalea en racimos

Los episodios de cefalea en racimos suelen aparecer repentinamente, pero en algunas personas se presentan algunas señales previas que pueden alertar, tales como náuseas o auras, aunque también puede ocurrir con la migraña, otro tipo de dolor de cabeza que es más frecuente.

En cuanto a los síntomas que se presentan durante los ataques de la llamada “cefalea suicida”, están:

– Dolor atroz dentro, detrás o alrededor de un ojo, pero que puede irradiarse a otras áreas de la cara, la cabeza y el cuello.
– Dolor en un solo lado de la cabeza
– Sensación de Inquietud
– Lagrimeo excesivo
– Enrojecimiento del ojo en el lado afectado
– Congestión o secreción nasal en el lado afectado
– Sudoración facial o frontal en el lado afectado
– Piel pálida (palidez) o rubor en la cara
– Hinchazón alrededor del ojo en el lado afectado
– Párpado caído en el lado afectado

Asimismo, según Clínica Mayo, “las personas con cefalea en brotes, a diferencia de las que tienen migraña, son propensas a caminar o a sentarse y mecerse de un lado a otro. Algunos síntomas similares a los de la migraña —incluida la sensibilidad a la luz y al sonido— pueden ocurrir con una cefalea en brotes, aunque generalmente en un lado”.

Los brotes pueden durar semanas o incluso meses en momentos ocasionales. “Los dolores de cabeza generalmente ocurren todos los días, algunas veces varias veces al día. Un solo ataque puede durar de 15 minutos a tres horas”, comentan desde el organismo.

Asimismo, los ataques a menudo ocurren a la misma hora todos los días durante un periodo determinado y terminan de manera tan brusca como empezaron.

“Después de los ataques, la mayoría de las personas no sienten dolor, pero están exhaustas”, señalan.

¿Tiene cura?

Lamentablemente, este dolor de cabeza no tiene cura, pero sí tratamiento.

El tratamiento se basa en “disminuir la intensidad del dolor, acortar el período del dolor de cabeza y prevenir las crisis”, explica la entidad estadounidense.

Estos tratamientos, con base en fármacos, son de rápida acción debido a lo repentino de los brotes, la mala noticia, es que no siempre funcionan del todo.

Entre estos se encuentran la inhalación de oxígeno puro a través de una máscara. Si bien funciona, “el mayor inconveniente del oxígeno es la necesidad de llevar contigo un cilindro de oxígeno y un regulador, lo que puede hacer que el tratamiento sea incómodo e inaccesible a veces”.

Otras opciones son los fármacos triptanes inyectables o como aerosol nasal. No obstante, este último no es tan eficaz como el primero. Además, algunas variantes no son recomendables para quienes tienen presión alta o problemas cardíacos.

También está la octreotida, que es una versión sintética inyectable de la hormona cerebral somatostatina, y aunque es eficaz, lo es menos que los triptanos.

Asimismo, están los “bloqueadores de los canales de calcio” conocidos como verapamilo, pero puede tener efectos secundarios como estreñimiento, náuseas, fatiga, hinchazón de los tobillos y presión arterial baja.

Los remedios orales, como píldoras, no son tan útiles para quienes sufren cefaleas en racimos por su acción más lenta.

Otros tratamientos incluyen la estimulación no invasiva del nervio vago a través de la piel, el bloqueo nervioso con anestesia local y corticosteroides alrededor del nervio occipital (en la parte de atrás de la cabeza) e incluso anticonvulsivos.

Cirugía en casos extremos

En casos muy extremos se puede recomendar una cirugía con el fin de implantar un neuroestimulador operado con un control o bien para intervenir las vías nerviosas posiblemente responsables del dolor.

“Sin embargo, los beneficios a largo plazo de los procedimientos destructivos son motivo de disputa. Además, debido a las posibles complicaciones, como debilidad muscular en la mandíbula o pérdida de sensibilidad en ciertas áreas de la cara y la cabeza, rara vez se considera”, comentan desde Clínica Mayo.

Para determinar qué medicamentos usar es crucial consultar al médico y analizar las opciones de acuerdo a cada caso.

Si te sentiste identificado con esta nota, acude a un especialista que te ayude a analizar tu caso.