De las querellas y lamentaciones, cuando no de la normalización e indiferencia, debemos pasar a la acción decidida que cuenta con la legitimidad social, política y legal para resguardar los derechos de la Niñez en un entorno libre de violencia, seguro y protegido.

Cubrió su cuerpo con el suyo, como sabiendo que ese abrazo sería el último acto de Amor. Sonaba la ráfaga rompiendo el aire como un trueno mientras el calor penetraba en su espalda, fueron los últimos segundos de su corta vida a los 13 años. Un niño, otro más. Mientras en un televisor del barrio sonaba la nueva jornada del festival, Joaquín en su casa, donde siempre se sintió protegido, caía entre los brazos de su madre.

Un niño son todos los niños del mundo

En 2022 murieron 54 Niños, Niñas y Adolescentes (NNA), de los cuales 4 de cada 10 fueron víctimas aleatorias del delito.

Peor aún, según lo informado por la Subsecretaría de Prevención del Delito, solo durante el primer semestre de 2023 fallecieron 34 NNA, por tanto, podríamos estimar que el saldo anual alcanzará a más de 70 vidas perdidas.

Lamentablemente, en lo que va del 2024 la tendencia se confirma. Por otra parte, de acuerdo al Observatorio de Derechos de la Defensoría de la Niñez en 2023 casi 40 niños perdieron la vida por lesiones con armas de fuego.

Hay pocos indicadores que den cuenta de manera más brutal los estragos del crimen organizado en nuestro país. Tal como reportó Atisba -hace algunos meses- cerca del 70% de los homicidios ocurre en menos del 20% del territorio. Esto es una clara evidencia de la acción delictiva propia del narcotráfico y de sus negocios relacionados, como los grupos extorsivos y bandas criminales, muchos de ellos reclutadores también de NNA.

La disponibilidad de armas no solo crece en el mercado ilegal, sino que aumenta su poder de fuego, asimismo, tampoco es extraño encontrar armas hechizas en manos de jóvenes delincuentes, las que se pueden adquirir en la cola de una feria o en el comercio ilegal de mafias organizadas a la sombra de toldos azules.

La expresión territorial del mundo narco, el comercio ilegal, la violencia barrial se teje en una correlación inequívoca que demanda una acción focalizada, fuerte y acotada para detectar las células criminales, desarmar y restituir el orden.

De las querellas y lamentaciones, cuando no de la normalización e indiferencia, debemos pasar a la acción decidida que cuenta con la legitimidad social, política y legal para resguardar los derechos de la Niñez en un entorno libre de violencia, seguro y protegido.

No hacerlo es atentar gravemente contra ellos y los Derechos Humanos de millones de ciudadanos que son vulnerados con la pérdida del orden público en una renuncia que el Estado no puede bajo ninguna circunstancia permitir ante el Crimen Organizado.

Aún hay espacio para actuar y junto con la inteligencia, la acción policial y persecución penal impulsar una Agenda Temprana de Prevención Social con una oferta completa, oportuna y con evidencia que fortalezca los espacios protectores de la Niñez en la Familia, escuela y comunidad, cerrando las brechas que hoy existen y ganando cada centímetro perdido frente al narco de turno. Un niño son todos los niños del mundo.

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