Mucho se ha dicho sobre la situación tensa que vive el Frente Amplio a raíz de la decisión de la mesa electoral de no respaldar por mayoría (no unanimidad) la postulación de Alberto Mayol como candidato a diputado por el Distrito 10, ni ningún otro distrito. Esto en la práctica significa un veto, situación ante la cual la opinión pública y muchos frente amplistas nos preguntamos ¿Cómo se llegó tan lejos?
Alberto Mayol fue uno de los candidatos a las primarias del Frente Amplio, obteniendo aproximadamente 100 mil votos y un poco más del 30% a nivel nacional, por lo que representa 1/3 potencial de a fuerza político-electoral del Frente Amplio, configurándose como una figura que –les guste a algunos o no- ha tomado mucha relevancia mediática y es uno de los liderazgos mejor instalados para los sectores de izquierda de la coalición.
Mayol no es ni el inicio ni el fin de los sectores de izquierda en el Frente Amplio, no es tampoco su eje articulador, pero sí hay que reconocer que encarnó en el proceso de primarias un programa transformador y de apertura democrática, y permitió dar visibilidad a un imaginario que parecía inexistente en el Frente Amplio.
Mayol encarna este sector para muchos adherentes y militantes frente amplistas, por lo que la problemática va mucho más allá de su personalidad y actitud, la que no está exenta de errores y caudillismo, aspectos criticables y que creemos que se deben corregir; la cuestión no está en hacer una defensa acérrima del rol de Mayol, pero sí entender al menos tres cosas que están en juego:
– La seriedad y credibilidad con la que construimos nuestra coalición; pues la decisión de la mesa del Frente Amplio, pero sobre todo la seguidilla de dimes y diretes por la prensa, provenientes de Natalia Castillo y Revolución Democrática (RD) por un lado, y Mayol por otro, sumado al motivo por el cual se decide vetar a Alberto deja la sensación de una tremenda inmadurez política. Hasta la derecha con el papelón de debate que tuvieron, con las peleas burdas entre Ossandon y Piñera, lograron capitalizar y mantener la cohesión interna.
– La democracia y las formas de hacer política; punto en el que insisto –para que quede clara mi posición- Mayol también ha cometido errores, pero no podemos tratar de sanar una enfermedad matando al enfermo –como diría un sabio chino por ahí-. El personalismo de Mayol tiene que ser corregido, y creo firmemente que es perjudicial si no lo cambia, pero considero que la solución a su actitud no puede ser vetarlo de ser candidato. Esta es una medida absurdamente desproporcionada, que no dimensiona los costos que eso puede traer y está trayendo para el Frente Amplio.
– Por otra parte, la maniobra burda por parte de los “revolucionarios democráticos” genera un desangramiento innecesario de adherentes y militantes frenteamplistas, una deslegitimación de la coalición y de ellos mismos como partido; tendrán que hacerse responsables de los costos de esta operación, y creo que la mejor forma no es una guerra interna, sino que salir al paso de esta mala jugada, tener capacidad autocrítica y resolver democráticamente junto a Alberto Mayol esta cuestión, para que pueda tener un cupo en el distrito 10, por el partido que esté dispuesto a otorgarlo, sin imposiciones de ningún tipo.
Como Nueva Democracia hemos mantenido –no exentos de dificultades y críticas- una posición coherente con respecto a los vetos, y en lo personal me parece absurdo que se quiera vetar a Alberto Mayol si en su momento se rechazó el veto de un ex seremi del gobierno de Piñera que va como candidato del Partido Liberal en Puerto Montt.
También está en juego la perspectiva de un programa y una fuerza democrática-popular y de izquierda; y quizás es ahí donde RD calculó –y bastante mal-, que el veto a Mayol produciría una fractura en el Frente Amplio sobre todo en la base social de izquierda, pero la maniobra terminaría por golpearlos a ellos de tal forma que saldrían igual o más perjudicados.
Cabe mencionar que quienes intentamos articularnos como “polo de izquierda” también nos vemos golpeados, pues esa base social se alejará del Frente Amplio si Mayol es vetado. Insisto –a riesgo de ser majadero- que el punto no es la defensa ciega de Alberto Mayol, teniendo clara su actitud personalista y los errores cometidos, soy partidario del diálogo, de avanzar y enmendar errores, para así seguir construyendo este proyecto.
La posición cómoda de la paciencia infinita no conduce a ninguna parte. Es cierto que hay que ser aterrizados, pacientes y conscientes que la lucha es de largo aliento, sin embargo todo tiene su límite, y no se puede ser neutral en estos conflictos.
No podemos dejarnos caer en las zancadillas. En los momentos decisivos hay que actuar con determinación y audacia, en el presente se juega también nuestro futuro como fuerzas que tenemos un proyecto de sociedad socialista.
Si bien esbozo varias críticas, mi afán no es seguir agudizando las tensiones, son críticas duras pero constructivas, pues tenemos la responsabilidad histórica de construir este nuevo proyecto político que impulse transformaciones democráticas y conquiste derechos sociales en nuestro país.
Toda crisis es una oportunidad y estamos a tiempo de corregir los errores –de todas partes- y retomar el diálogo, buscando mecanismos democráticos y territoriales para destrabar el conflicto.
Toda coalición tiene sus momentos de crisis, algunas por nuevas (como el Frente Amplio), otras por decadentes (como la Nueva Mayoría), lo importante es no decaer y que pese a las tensiones y legítimas diferencias que podamos tener en la interna, entendamos que el Frente Amplio es la única esperanza viable de cambios estructurales para nuestro país.
No defraudemos a quienes están empezando a confiar en esta nueva alternativa. De todos depende salvar el Frente Amplio, y nosotros –como Nueva Democracia- estamos a disposición de ello.
Con la esperanza intacta.
Carlos Astudillo
Ex presidente de la Federación de Estudiantes del Pedagógico
Militante de Nueva Democracia y candidato a diputado del Frente Amplio en el Distrito 13