Durante la semana del 05 al 14 de agosto se desarrollan las negociaciones finales para alcanzar un tratado legalmente vinculante que busca combatir la contaminación plástica a nivel global. La reunión se lleva a cabo en la sede de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza.

Como testigo de la primera semana de esta reunión, puedo expresar satisfacción por la excelente calidad de los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, que con gran profesionalismo y compromiso han puesto en alto el nombre de nuestro país durante las negociaciones. Mostrando deseo por un tratado ambicioso, basado en la ciencia, con un compromiso claro y una alta ambición. Sin embargo, todas las buenas intenciones colisionan con una realidad bastante compleja, lo que dificulta incluso la posibilidad de que los países participantes puedan llegar a un acuerdo deseado esta semana.

Principales puntos de desacuerdo

Primero, hay una serie de países productores de petróleo que por ningún motivo desean que el tratado considere una limitación a la producción de plástico, la cual se produce a partir de combustibles fósiles. Por ello, exigen un tratado que se concentre en lo que ocurre con el plástico solo al final del ciclo de vida, cuando se transforma en un desecho.

Un segundo punto de desacuerdo es la debida consideración de los productos químicos utilizados para que el material plástico pueda cumplir todas las funciones que tiene en las múltiples esferas de la vida moderna, desde la bolsa de un solo uso, hasta complejos materiales para la protección de la salud, para la eficiencia energética del transporte, etc.

Un tercer punto de desacuerdo se refiere a la inclusión de la salud humana, debido a la creciente evidencia científica que muestra que ciertos aditivos y plastificantes afectan la salud de las personas expuestas, incluso con cálculos de billones de dólares en costos para los sistemas de salud.

Finalmente, no es claro cómo se van a financiar los apoyos a los países en vías de desarrollo y con economías en transición para poder cumplir con las metas y objetivos trazados en el futuro tratado.

Maniobras y tensiones en la negociación

Observé con preocupación cómo las naciones que no quieren un acuerdo, o no son tan ambiciosas al respecto, realizaron desde el primer momento maniobras dilatorias. Estas se expresan normalmente en largas discusiones sobre procedimientos, en vez de ocupar el tiempo en avanzar en las materias sustantivas del acuerdo.

Queda muy poco para la finalización de la reunión y seguramente las partes en pugna van a tener que ceder en sus posiciones para alcanzar un acuerdo. O quizá esta discusión se transformará en el último esfuerzo para mantener el denominado multilateralismo ambiental a nivel global. Lo que, por consecuencia, podría generar mucha incertidumbre, poniendo en cuestión los enormes avances de la investigación científica y barriendo con la idea de la contribución de la ciencia a las políticas públicas.

Intereses en juego y futuro del planeta

Una vez más, los poderosos intereses de algunos países se sobreponen al bienestar del planeta, y a la idea de dotar a este material de un diseño y manejo apropiado a lo largo de todo el ciclo de vida, que evite más daños al medio ambiente y la salud de las personas.