Cumplimos dos años en el Gobierno y a pesar de haber vivido un proceso complejo de instalación y la salida de la pandemia en el primer año y las catástrofes en el segundo año, mantenemos firme el compromiso inicial con que llegamos: mejorar la calidad de vida de las personas.

A eso hemos apuntado con políticas públicas que ya son leyes y que apuntan a derechos sociales y mejoras laborales. El copago cero para usuarios de Fonasa, la jornada laboral de 40 horas y el aumento gradual del sueldo mínimo a 500 mil pesos, son parte de estos avances concretos y a los que pusimos énfasis en los primeros años.

Al salir de la pandemia nos encontramos con que las prioridades de la ciudadanía no eran las mismas que al entrar, la seguridad pública, el control migratorio, la congestión vehicular y la seguridad económica se instalaron como preocupaciones centrales.

En temas de seguridad pública nos dimos cuenta que el Estado en su totalidad no estaba preparado en recursos, equipamiento, tecnología, legislación ni despliegue ante el crimen organizado que creció en el país y tomó control territorial en diversos puntos de la región y el país.

Para ello, nuestra convicción ha sido el trabajo coordinado e intersectorial junto con el aumento de recursos para las policías y el Ministerio Público que son instituciones clave a la hora de perseguir a organizaciones criminales.

En esta línea, hemos planteado un Pacto Fiscal que busca incrementar la recaudación por parte del Estado para, precisamente, ocuparnos de esta problemática junto con las garantías y derechos sociales que hemos puesto énfasis en el programa de gobierno y que apuntan a la seguridad económica. Asimismo, la reforma de pensiones está en un momento crucial para avanzar en las mejoras de quienes buscan la tranquilidad después de toda una vida laboral.

En la región del Biobío

Además de estos ejes macro, a nivel país, como región del Biobío también nos hemos puesto metas ambiciosas y concretas para cumplir con nuestro cometido. Una de las demandas más sentidas de la ciudadanía tiene que ver con la conectividad y la congestión vehicular, especialmente al sur del Biobío.

Por ello, hemos puesto todos nuestros esfuerzos y colaboración en el Plan Más Movilidad. Esto se traduce en retomar las obras que fueron abandonadas por empresas en quiebra, como los ejes Colón y Bicentenario, o bien, los avances en la construcción del Puente Industrial, la puesta en marcha de la licitación de la Ruta Pie de Monte o la ampliación de la Ruta 160. Además, enfatizar las mejoras en la regulación del transporte público, como la entrada en vigencia del Perímetro de Exclusión o la ampliación de la capacidad del Biotren en un año.

De esta misma manera, la coordinación sigue siendo clave para abordar la seguridad. El Estado de Excepción junto con la colaboración de las policías, Fuerzas Armadas y el Ministerio Público nos han entregado buenos resultados en las provincias de Biobío y Arauco.

Hemos tenido disminución de atentados y robo de madera además de mayor cantidad de detenidos y organizaciones delictuales desarticuladas, lo que no solo es una buena noticia policial, sino también para las vocaciones productivas de los territorios que, por ejemplo, han permitido reactivar el turismo y el empleo en ambas provincias.

Esta receta también es lo que esperamos instaurar para el combate más “urbano” de la delincuencia con los planes Calle Sin Violencia y contra el Crimen Organizado que pide más y mejores recursos para esta persecución.

Asimismo, hemos generado aprendizajes en las emergencias tanto en su prevención como en abordar sus consecuencias. No debemos perder de vista que nos enfrentamos de un modo cada vez más frecuente a desastres naturales. Sin ir más lejos, en 2023 a los incendios forestales más devastadores de la historia de la región mientras que llegado el invierno nos trae inundaciones y nuevos damnificados.

Ante esta situación, la tarea es siempre un trabajo coordinado entre todas las instituciones públicas y privadas, tanto en la emergencia como en la reconstrucción apuntando a la dignidad y recuperar con mejores condiciones a las existentes. Hoy tenemos un 89% menos de hectáreas quemadas en comparación al quinquenio anterior.

También tenemos avances certeros y concretos en el Plan de Emergencia Habitacional, con un 65% de la meta cumplida a la mitad de nuestro periodo, con más de 12.000 viviendas construidas y con un avance que sigue firme y constante y que nos va a permitir, lo más probable, superar la meta con creces.

Tampoco perdemos de vista que en estos dos años debemos recuperar el crecimiento económico y por ende, el empleo; que ya ha demostrado resultados locales con niveles previos a la pandemia y con el Biobío como la región que más crece a nivel país.

No obstante, no estamos para ser autocomplacientes sino para trabajar por el mandato que nos entregó la ciudadanía de mejorar su calidad de vida y de entregar una mejor región de la que recibimos.