A pocos meses de haber culminado el reasentamiento de más de mil familias de sectores aledaños a la termoeléctrica Bocamina de Coronel, el cerro Obligado está nuevamente ocupado por cientos de personas que han levantado precarias soluciones habitacionales en terrenos de la empresa Enel.

La construcción de la central Bocamina II trajo consigo la relocalización de 416 familias durante el año 2009. Sucesivamente, el Serviu en base a un estudio del Sernageomin declaró inhabitables predios donde vivían cerca de 900 familias en una toma irregular, las cuales fueron sumadas al proceso de reasentamiento que se llevaba a cabo en esos años.

Este proceso culminó hace seis meses, pero el Cerro Obligado está nuevamente lleno de asentamientos irregulares, viviendas precarias levantadas sobre radieres que quedaron en el lugar. Son 11 familias que no aceptaron el traslado que les ofreció la empresa y que hoy son testigos de lo que está pasando.

Enel cerró en diciembre pasado la unidad Bocamina 1 y tiene previsto poner término en mayo de 2022 a las operaciones de Bocamina 2. En la firma están preocupados por la nueva ocupación de terrenos ya desalojados.

Krasna Pereira, responsable de Sostenibilidad de la empresa en Coronel, dice que están tomando todos los instrumento legales necesarios para prevenir cualquier condición sanitaria del lugar y para hacer valer su propiedad en ese territorio.

En el sitio de la toma son pocos los que acceden a conversar sobre su situación, pero hay realidades muy distintas.

Hay quienes fueron erradicados y volvieron porque sus nuevas viviendas presentaron problemas, hay quienes tienen una casa y derechamente están aprovechando una oportunidad, pero la mayoría son familias que pese a los intentos no han podido obtener una solución habitacional.

Al interior de la toma se corre la voz de que no es complicado contar con la ayuda del municipio para obtener materiales u otro tipo de apoyo.

El alcalde, Boris Chamorro, señaló enfáticamente que la municipalidad no tiene ningún tipo de responsabilidad en esto y que el problema debe resolverlo Enel y el Serviu, pues esos terrenos quedaron en el abandono pasando a ser foco de basurales y plagas de ratones.

Luis Morales, otro de los históricos del cerro Obligado, dijo que pese a los ofrecimientos que ha tenido de Enel, no se irá mientras la firma no se comprometa hacerse cargo de la salud de su familia en relación con los contaminantes que emite Bocamina. Sobre los nuevos vecinos de la toma, también defiende sus razones, pese a la proximidad de una planta de la que se supone nadie quería estar cerca.

Algunas familias tienen varios meses en el lugar, otras llegaron más recientemente, todas con la ilusión de que ese será el lugar donde podrán tener por fin su casa propia, aunque hoy no tengan agua, baño, luz, aunque tengan que dormir en carpas, y desoyendo las recomendaciones de expertos sobre la peligrosa condición del terreno.

Tatiana Risso | RBB
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