"Entendimos también que nuestro rol es ser un partido de frontera y eso significa cuando un partido está en el borde, por así decirlo, ideológico si se quiere", sostuvo Quintana.

Este lunes se llevó a cabo el cambio de mando de la directiva del Partido Por la Democracia (PPD) en la sede del ex Congreso Nacional, donde se puso fin a la administración de Natalia Piergientilli, y en su lugar asumió como nuevo presidente de la colectividad, el senador Jaime Quintana.

Respecto a la conformación de la directiva, José Toro continúa ejerciendo como secretario general, el primer vicepresidente será Cristóbal Barra, y asumió como segunda vicepresidenta Natalia Piergentilli.

En la actividad hubo presencia transversal, donde participó el presidente de la República, Gabriel Boric, la ministra de Interior, Carolina Tohá, además de sus pares de Trabajo, Relaciones Exteriores, Salud y la Secretaría General de la Presidencia.

En la oposición, también estuvieron presentes representantes del Partido Republicano y de Chile Vamos, donde destacó el presidente del Senado, Juan Antonio Coloma, el timonel de la UDI, Javier Macaya, y el secretario general de Renovación Nacional, Diego Schalper.

El senador Jaime Quintana, que asume por segunda vez la presidencia del PPD, mencionó que entre los desafíos principales está el construir una federación de Socialismo Democrático, acabar con la fragmentación del sector, aumentar la militancia y representar a un “partido de frontera”.

“Entendimos también que nuestro rol es ser un partido de frontera y eso significa cuando un partido está en el borde, por así decirlo, ideológico si se quiere, es un partido que tiene una mayor facilidad para buscar acuerdos, entendimientos con otras fuerzas como la oposición”, sostuvo.

Otro de los aspectos mencionados en su alocución, fue la voluntad total de acompañar al presidente Gabriel Boric, sobre todo en las reformas estructurales en pensiones y salud.

Por último, señaló que asume el liderazgo de un partido en circunstancias diferentes, cuando se conmemoran 50 años del Golpe Militar, y reconoció que existen diversas visiones de lo que ocurrió en el pasado, y eso es legítimo.

Sin embargo, reiteró que hay una verdad histórica que ha sido establecida por los informes Rettig y Valech, en las que no se pueden negar asesinatos, desapariciones, tortura y prisión política.