Seis funcionarios del Departamento de Epidemiología afirmaron que tuvieron que adelantar las horas de corte en el sistema Epivigila tras una orden del Minsal para poder coincidir con las cifras que Jaime Mañalich entregaba ante la prensa todas las mañanas.

Los testimonios, obtenidos por La Tercera, fueron entregados en declaraciones a la Fiscalía a principios de octubre en el marco de la pugna judicial para que el órgano persecutor pudiera acceder a las casillas de Mañalich, su jefa de gabinete, Itziar Linazasoro; y la subsecretaria de Salud, Paula Daza.

Finalmente, este jueves, y en fallo dividido, la Corte Suprema le concedió a la Fiscalía acceso parcial a esas plataformas, solo a aquel material vinculado a la comprobación de los hechos delictivos denunciados. Es decir, las muertes en pandemia.

Varias de las declaraciones recogidas apuntan a que la orden provenía de Johanna Acevedo, jefa de la División de Planificación Sanitaria (Diplas) del Minsal. Quién se las daba a ella no está claro.

No obstante, un funcionario identificado como Mario Soto – obstetra de la Universidad de Chile con posgrado en Epidemiología de la Católica y trabajador del Minsal desde 2017 – aseveró que él estuvo presente en una oportunidad en la cual Acevedo recibió un llamado de Daza.

“Fui testigo de una indicación de Daza a Johanna Acevedo. Esta indicación le fue entregada por teléfono y consistía en generar el informe epidemiológico todo de nuevo, pero a partir de la base de datos de laboratorio. Sin embargo, dicha base de datos no tiene antecedentes epidemiológicos (…) Este informe no se hizo”, dijo Soto al fiscal Marcelo Carrasco.

En su declaración, Rodrigo Fuentes, ex jefe de Epidemiología, habló de la existencia de un sistema paralelo de conteo creado por Mañalich y que tenía tres variantes.

“Está el reporte diario que hacía Mañalich y que, en un principio, era elaborado con insumos ajenos a mi área y cuya procedencia desconozco. Esto fue variando con el tiempo y en mayo nosotros empezamos a generar estos insumos y así se mantuvo hasta la actualidad”, comentó.

Acerca de las otras dos formas de conteo, Fuentes sostuvo que se trataban de un “informe corto” y otro “extendido”. Ambos eran realizados por su área.

“La información que teníamos nosotros no era consistente con lo que entregaba el ministro. Además, siempre entregábamos la información a nuestra jefatura directa y esta al gabinete y al ministro. Ellos estaban en conocimiento que nosotros teníamos más información que ellos”, aseguró.

“Como nosotros teníamos mayor cantidad de casos que los que reportaba el ministro, se empezó a adelantar el horario de corte para que ambas pudieran coincidir. La indicación fue que nosotros debíamos disponer de una cifra consistente con la que reportaba el ministro”, acusó.

De acuerdo a los testimonios, partes de la carpeta investigativa, para Fuentes y su equipo esta situación habría sido “tremendamente incómoda” porque “no tenía consistencia con su metodología”.

Otras declaraciones ratifican lo acusado

El resto de las declaraciones en manos del Ministerio Público van en línea con lo señalado anteriormente. Por ejemplo la de Pía Álvarez, una socióloga que trabaja desde 2012 en el Minsal.

De acuerdo a su relato dijo haber presenciado una ocasión en la cual Fuentes, quien era su jefe en ese entonces antes de ser reemplazado por Rafael Araos, le comunicó a Andrea Albagli, encargada de construir los informes, que habían pedido “cuadrar” las cifras que ellos manejaban con las de Mañalich.

“Ahí Andrea se niega y Rodrigo le dice okay, pero anda a hablar con Johanna (Acevedo). Estaba Rocío Martínez, Silvana Alvarado (…) No sé quién había solicitado cuadrar la información. Después Andrea volvió y dijo que se opuso por ética, no le pareció y a nosotros tampoco”, complementó.

“Sí estábamos en conocimiento de que existía una vigilancia paralela por el ministro con esto de los llamados a los seremis”, se lee en otra parte de su declaración.

Por su parte, Fabio Paredes, un ingeniero estadístico de la Universidad de Santiago contratado por el Minsal en abril de 2020, declaró en una línea similar a los funcionarios anteriores.

“Uno es el (reporte) que hace el ministro (…) Otro es un reporte diario que hacíamos nosotros a partir de las instrucciones que él nos daba a través de la jefatura. Eso provocaba que a veces tuviéramos más casos confirmados de los que él informaba en su reportería”, relató.

Consultado por el fiscal Carrasco sobre si la información diaria que manejaban era consistente con la de Mañalich, Paredes respondió así tenía que ser, al menos en un principio.

“Era un requisito que provenía del ministro. Eso todos lo sabían dentro del departamento (…) no podría explicar cómo se hacían calzar ambos reportes si tenían fuentes distintas”, señaló.

En tanto, Patricia Cerda, matrona UC y miembro del departamento desde marzo de 2019, afirmó en su testimonio que la información que reportaba Mañalich no se obtenía de Epivigila, “porque no coincidían los datos al principio. De hecho, nos preguntábamos de dónde sacaba la información el gabinete. Aunque me consta que la obtenía de regiones”.

“Yo sabía que había que hacer calzar los datos nuestros con los que reportaba el ministro, pero desconozco de dónde provenía esa instrucción. Tuvimos una conversación entre cuatro profesionales, Andrea, Rodrigo, Mario y yo. Creíamos que había un tema ético detrás, que podía tener consecuencias en el futuro, pero finalmente el tema se zanjó”, añadió.

Finalmente Sylvana Alvarado, matrona con especialización en Epidemiología al igual que Cerda, aseveró que se sabía que la información de los reportes diarios no salía del equipo, sino que – en un principio – “de llamadas telefónicas del ministro a las seremis y luego mutó a la base de datos Epivigila”.

Al mismo tiempo puntualizó que el 29 de abril alertaron de un desfase de 23 mil casos en la región Metropolitana, situación que comunicaron por correo electrónico a sus jefaturas, entre ellas Paredes y Acevedo, pero no obtuvieron respuesta.

“En un momento el ministro tenía más casos que Epidemiología, pero luego con el aumento de la información se cambió a seguir Epivigila, pero no sé cómo ocurrió que este ‘más’ que tenía el ministro se fue equiparando a Epidemiología y luego Epidemiología lo superó y hubo un gallito”, acusó.