A lo largo de nuestra vida lidiamos constantemente con temores y preocupaciones que si no sabemos identificar y tratar, pueden provocarnos serios problemas en nuestro día a día. En ese sentido, la ansiedad aparece como uno de los principales enemigos a la hora de disfrutar de ciertas actividades o de tomar decisiones importantes.

En el sexo, la ansiedad también juega un papel importante y muchas veces decidor, puesto que es la base de distintas disfunciones sexuales. Es así como una mala experiencia o estar excesivamente preocupado por cumplir con lo que la sociedad “manda” en estos temas, puede dar paso a una serie de frustraciones y temores que harán cada vez más difícil, o en algunos casos imposible, mantener y/o disfrutar una relación sexual.

De acuerdo al psicólogo Jaime Sánchez Barceló, especialista en sexualidad y parejas, la ansiedad sexual “puede afectar en cualquiera de las etapas de la respuesta sexual, dando lugar a diferentes problemáticas”, como deseo sexual hiperactivo, si se da en la etapa del fase del deseo, o a una disfunción eréctil, si ocurre en la etapa de la excitación.

En este contexto, un tema bastante común es la “ansiedad del desempeño”, donde se valoran los encuentros sexuales de acuerdo al “rendimiento”.

Un error en el que muchos caen, según el especialista. “La ansiedad del desempeño está presente cuando creemos que el sexo debe durar una determinada cantidad de minutos o que hay que tener relaciones sexuales cierta cantidad de veces a la semana. Otra situación es que cuando creemos imperativo lograr el orgasmo simultáneo por medio de la penetración en cada uno de nuestros encuentros sexuales”, detalla el panelista del programa No eres tú, soy yo.

Si vivimos la sexualidad así, y tememos no cumplir las expectativas, solemos desprendernos del momento presente, dejando de disfrutar las múltiples sensaciones que el contacto íntimo nos puede ofrecer“, agrega.

Maud Chalard (cc) | Flickr

Un punto en el que coincide el psicólogo y también especialista en sexualidad, Rodrigo Jarpa, quien asegura que “si un individuo está muy ansioso sobre su rendimiento sexual, esta ansiedad puede tener como resultado pensamientos que imposibiliten el centrarnos en la experiencia sexual y el placer”.

Jarpa cree que culturalmente la sociedad va fomentando la ansiedad, puesto que plantea ideales de cómo debería ser el sexo o nuestros cuerpos para ser “seres sexuales”.

En esa misma línea, el experto indica que estar todo el tiempo pendiente de cuánto deberíamos durar en la cama o qué tenemos que hacer, hace que transformemos el sexo en una “competencia”, lo que nos hace olvidar lo más importante: conectarse y disfrutar.

Si estamos focalizados todo el tiempo en rendir o en hacer lo que nos dijo el sexólogo de la televisión, la pornografía, o las revistas, claramente no será muy fácil permitir la excitación y el placer“, agrega.

Una visión que complementa Sánchez, al señalar que el temor a no cumplir con las expectativas que muchas veces nosotros mismos nos imponemos, hace que “nos desprendamos del momento presente, y dejemos de disfrutar las múltiples sensaciones que el contacto íntimo nos puede ofrecer”, y asegura que “mientras más nos presionemos por lograr un desempeño “x” es más probable que no lo consigamos. Y en el caso que sí ocurra, será a costa de importantes cuotas de satisfacción”.

Como consejo, el psicólogo señala que lo ideal es vivir la sexualidad como los niños viven el juego, es decir, disfrutar de la actividad por el placer de estar haciéndola y no por conseguir un determinado rendimiento.

En ocasiones habrá orgasmo simultáneo, en otras, orgasmos múltiples. A veces sólo uno de los dos llegará al clímax, y otras veces ninguno. Las erecciones también variarán, así como el grado de lubricación. El deseo no será igual entre ambos participantes ni se mantendrá inalterable cada día“, detalla.

Ang Sherpa (cc) | Flickr

Es por eso que advierte que si no somos capaces de entender que esta variabilidad de situaciones es normal e incluso deseable, inevitablemente tenderemos a poner una presión excesiva en el sexo, lo que puede ser fuente de grandes presiones, insatisfacciones y frustraciones, y que es probable que se conviertan en círculo vicioso donde cada vez la ansiedad será mayor.

¿Qué puedo hacer para combatir la ansiedad?

De acuerdo a una columna publicada por el sitio web especializado VidaySalud.com y replicada por el diario electrónico Huffington Post, existen diversas alternativas a la hora de querer enfrentar este malestar.

A continuación te dejamos con algunos consejos, pero debes tener presente que sin duda lo más importante es que siempre mantengas una buena comunicación con tu pareja y, de ser necesario, consultes a un especialista para que te ayude a descubrir la raíz de tu problema.

1.- Conversa con tu pareja sobre tus preocupaciones y/o frustraciones que no te dejan actuar libremente cuando tienes relaciones sexuales. Así tu pareja podrá entenderte mejor e incluso podrán buscar soluciones en conjunto y que terminen fortaleciendo aún más su relación.

2.- Intenta ampliar la intimidad, pues existen diversas formas de mantener contacto íntimo sin llegar al sexo, propiamente tal. Pueden darse masajes eróticos, tomar un baño, acariciarse, y buscar nuevas formas de obtener placer sin terminar en el acto sexual, si es lo que te preocupa. Eso sí, todo debe ser previamente conversado.

3.- Hacer ejercicio. Esto te permitirá mantenerte en forma, tener una mejor imagen de tu cuerpo, y conseguir más energía para el sexo.

4.- Por último, consulta a un especialista. De seguro te ayudará a entender qué cosas te preocupan o te causan ansiedad y podrás descubrir otros aspectos de la sexualidad que quizá no conocías.