Este miércoles se dio a conocer que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) quitó la cannabis de la lista de las drogas más peligrosas, permitiendo el reconocimiento de sus propiedades medicinales en una votación en Viena de la Comisión de Estupefacientes, -el órgano ejecutivo sobre políticas de drogas del organismo-.

Chile, junto con Brasil, Venezuela, Rusia, Pakistán, Hungría, China, Japón, Rusia y varios países de Asia y África, votaron en contra de la resolución que quita dicha droga de la Lista IV de la Convención sobre drogas de 1961, donde estaba incluida junto a drogas mortales y opioides adictivos, como la heroína. En total, se contabilizaron 27 sufragios a favor y 25 en rechazo.

Los representantes nacionales argumentaron en la instancia que “existe una relación directa entre el consumo de cannabis y el aumento de probabilidades de sufrir depresión, déficit cognitivo, ansiedad, síntomas psicóticos, entre otros”, según lo detalla el sitio web de la ONU. De esta forma, buena parte de los argumentos fueron dirigidos contra la posibilidad de reducir el control sobre el uso recreacional de la cannabis.

Sólo uno de los 6 puntos presentados aborda la investigación medicinal, desestimando la evidencia defendida por los países que votaron a favor, y cuestionando que la resolución afectará la percepción de riesgo sobre la droga en el ámbito recreacional.

La resolución en cuestión facilitará la investigación con cannabis, que cuenta con principios activos que han mostrado resultados prometedores en el tratamiento del párkinson, la esclerosis, la epilepsia, el dolor crónico y el cáncer, entre otros.

Sin embargo, no la quitará de la Lista I, donde se encuentran los estupefacientes bajo control internacional por su carácter adictivo pero accesibles para actividades médicas, situación en la que se encuentran otros narcóticos, como la morfina. Por lo tanto, su consumo recreativo seguirá prohibido en la normativa internacional.

Chile desestima evidencia medicinal

Asimismo, Chile fundamentó su rechazo en que a nivel nacional “el 63,9% de los casos de población infanto-adolescente atendidos por consumo problemático de drogas en los centros de tratamiento ingresan por consumo de cannabis”, así como en los altos niveles de consumo registrados y en ser consistentes con el programa “Elige vivir sin drogas” del Gobierno.

Además, apuntaron que el cannabis es “la principal droga que pone en contacto a las personas con el sistema de justicia penal, al ser causa de más de la mitad de los delitos relacionados con drogas”.

A nivel medicinal, por otro lado, el Gobierno de Chile estimó que no existiría suficiente evidencia científica sobre sus beneficios, por lo que las afirmaciones en este sentido tendrían un “impacto directo en la disminución de los riesgos percibidos por los adolescentes al momento de consumir esa droga”.

“Desde el año 2011, la percepción de riesgo de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes chilenos ha bajado del 48 al 21,9%. Este es un síntoma peligroso que debe alertar a la comunidad internacional”, advirtieron, acotando que en dichos grupos etarios se evidencian resultados educativos más bajos cuando se constata consumo de cannabis.

Asimismo, acusaron que dificultará la aplicación de medidas estrictas de fiscalización contempladas en la Lista IV. “Mientras no haya suficiente evidencia científica que compruebe los ‘supuestos efectos medicinales o terapéuticos’ del cannabis, Chile no estará disponible para avanzar en su legalización. Muchas gracias”, cierra la argumentación.

Debate internacional

La votación se produjo casi dos años después de un dictamen de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que reconocía la utilidad médica del cannabis y recomendaba su retirada de la Lista IV.

Al mismo tiempo proponía mantener el cannabis en la Lista I, donde se encuentran los estupefacientes bajo control internacional por su carácter adictivo pero accesibles para actividades médicas.

Esa recomendación —adoptada ahora— se basaba en el primer estudio crítico de la OMS sobre el cannabis, la droga más popular del mundo con unos 200 millones de consumidores, según estimaciones de la ONU.

La OMS es la responsable de valorar científicamente para la Comisión, tanto las posibles propiedades terapéuticas, como el daño que genera la adicción de drogas bajo control internacional, y sus recomendaciones suelen ser adoptadas sin mayor polémica.

Sin embargo, en este caso la votación estuvo precedida de un enorme debate y varios aplazamientos en los últimos dos años debido a las diferencias entre aquellos Estados a favor del cambio y los que demandaban mantener el “statu quo”.

La OMS argumentó, entre otras cosas, que el compuesto no-tóxico cannabidiol (CBD), no está sujeto a controles internacionales, tomando un rol importante en terapias de bienestar durante los últimos años e impulsando una industria que mueve billones de dólares.

Actualmente, más de 50 países han adoptado programas de uso medicinal de la cannabis, mientras Uruguay, Canadá y 15 estados de los Estados Unidos legalizaron sus usos recreacionales. México y Luxemburgo están cerca de tomar la misma decisión.